Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 31 de octubre de 2021
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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En su Informe 2021 titulado Adiós a Macondo, el Latinobarómetro muestra un contexto complejo para las democracias en América Latina: “La crítica de los ciudadanos a la democracia es una demanda de democracia. Ningún pueblo de la región está contento con la manera cómo funciona la democracia en su país”. Transcurridas casi cuatro décadas de transición democrática, hay avances, pero también degradación y desencanto. “El camino de consolidación puede ser tormentoso y lento o eficiente y rápido, puede ser autocrático y autoritario o con procesos que profundicen la democracia”.
Las voces: de la ciudadanía, de los liderazgos
¿Cuáles son las percepciones sobre la democracia en Bolivia tras la coyuntura crítica de fines del 2019, el largo/complejo ciclo electoral y más de un año de pandemia? En el ámbito del “Proyecto de análisis prospectivo y diálogo”, la Friedrich-Ebert-Stiftung (FES Bolivia) realiza una serie de estudios cuantitativos y cualitativos a fin de conocer imaginarios y saberes sobre diferentes temas de contexto y de preocupación colectiva. Un asunto de reflexión es la democracia.
¿Cómo está hoy el apoyo a la democracia? ¿Y la satisfacción con su desempeño? ¿Es una democracia plena? Estas y otras cuestiones fueron indagadas por la FES en una encuesta nacional para indagar “la voz de la ciudadanía” (junio 2021, 2.500 casos en el área urbana y rural de los nueve departamentos). Hicimos la consulta también en nuestro último estudio Delphi a fin de contar con “la voz de los liderazgos” (septiembre 2021, 118 participantes entre actores políticos, analistas, periodistas y especialistas en distintos ámbitos).
De la preferencia a la (in)satisfacción
La primera exploración se refiere al apoyo a la democracia. En los liderazgos, más del 97% señala que “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”. Tal percepción es también mayoritaria en la ciudadanía, aunque baja al 58% (el promedio para la región es del 49%, según el Latinobarómetro 2021). Empero, resalta y preocupa el 15% de personas a las que les da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático y, en especial, el 22% (sube al 26% en las y los jóvenes) que “en algunas circunstancias, preferiría un gobierno autoritario”.
Pero una cosa es la preferencia y otra distinta la satisfacción. Cuando se pregunta: “¿está satisfecho con el funcionamiento de la democracia en el país?”, un mayoritario 61% de ciudadan@s (y 59% en los liderazgos) se declaran poco o nada satisfechos (el promedio en la región es del 70%). Este dato de “demócratas insatisfechos” expresa malestar respecto al desempeño de la democracia.
Democracia con problemas, pero con horizonte
Apoyo mayoritario al régimen democrático, insatisfacción mayoritaria con su desempeño. ¿Y la “plenitud” de la democracia? El 75% de la ciudadanía y el 87% de los liderazgos consideran que tenemos una democracia con (pequeños y grandes) problemas. Muy pocos creen que nuestra democracia es plena (9%); tan pocos como los que, en el otro extremo, piensan que Bolivia no es una democracia (11%).
Dos datos finales en clave de horizonte. La mayoría de personas considera que las tres formas de democracia reconocidas en la Constitución tienen igual importancia (52%). Son minoritarios quienes prefieren sólo la democracia representativa (22%) y los que quisieran que prevalezcan las democracias directa y comunitaria (12%). El otro dato relevante es que ese ejercicio complementario de las democracias (en plural) debe darse en el marco y horizonte de un Estado Plurinacional.
La paradoja de la representación
En una de sus reflexiones sobre democracia, el pensador portugués Boaventura de Sousa Santos nos habla de la “patología de la representación”: los ciudadanos se sienten cada vez menos representados por aquellos que eligieron. No es algo novedoso para la región. En Bolivia esta patología puede leerse también como paradoja.
Alrededor de dos tercios de las personas (encuesta) y de los liderazgos (Delphi) se asumen poco o nada representados por los actuales senadores y diputados electos. Esta percepción es especialmente crítica entre los votantes de Comunidad Ciudadana: 80% no se sienten representados por sus representantes.
Tal separación entre representantes y representados podría tener correlación con igual o mayor distancia respecto a las organizaciones políticas.
Pero no es así. Ante la pregunta de si los partidos son necesarios en una democracia, el 62% de la ciudadanía y el 95% de los liderazgos creen que son necesarios.
La paradoja de la representación, entonces, podría expresarse así: creciente separación respecto a los representantes y, al mismo tiempo, adhesión mayoritaria a la necesidad de los partidos. Hipótesis para el debate.