Medio: Opinión
Fecha de la publicación: domingo 17 de octubre de 2021
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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Toda autoridad, líder político, social o religioso tiene la obligación de aprender a leer los mensajes que le envía la ciudadanía, sea apoyando o demandando rectificación de lo que hace. La atención y respuesta a estas demandas aceptándolas o rechazándolas con fundamentos claros, basados en las leyes y la justicia garantizan la existencia de un clima de paz y respeto en la sociedad y dignifican la función del/a tomador/a de decisiones. Pero, si las respuestas son el silencio despectivo o la contrademanda grosera apelando a los bajos instintos de sus seguidores acríticos e incondicionales con la clara intención de incumplir con lo que la ley y las costumbres de un Estado Democrático de Derecho lo exigen, el ambiente social se enrarece y aquello que nació en los marcos de la ley, tiende a desbordarse y convertirse en peligro para la convivencia humana.
Resulta preocupante la actitud que asume el gobierno de Luis Arce Catacora y David Choquehuanca cuando se trata de responder a las demandas de la gente; como repitiendo un libreto previamente diseñado, sin hacer el mínimo intento de escuchar serenamente, directamente descalifica y amenaza para intimidar a los demandantes y, cual cazador experimentado que lanza sabuesos contra sus presas para atraparlas o provocar su desbande, dispone que sus voceros hablen incitando a sus huestes (mayoritariamente funcionarios/as públicos) a salir a las calles con el mandato de enfrentar violentamente a quienes incomodan al gobierno, contando para ello con el apoyo de la fuerza pública que sabe exactamente a quienes reprimir y a quienes proteger para que cometan impunemente todas las agresiones posibles de manera que el temor se instale en la consciencia colectiva.
Las demandas de organizaciones sociales, políticas, de defensores de derechos humanos, organizaciones religiosas hasta organismos internacionales para que cese la violencia y la persecución política usando al Sistema de Justicia, el archivo de un proyecto de ley a todas luces atentatorio a los derechos reconocidos en la Constitución Política del Estado y los estándares internacionales, el cese de las invasiones a territorios indígenas y otras han sido leídas e interpretadas por don Luis Arce Catacora y David Choquehuanca como ofensa personal y su reacción dista mucho de lo que se espera de un gobierno democrático, dirigido por personas con mediana inteligencia e instrucción.
Lo lamentable es que este no saber o no querer leer los mensajes que piden democracia y diálogo, solo sirve para profundizar las diferencias que de no ser oportunamente resueltas pueden conducir a situaciones lamentables en las que no habrá un solo ganador, todos seremos perdedores.
DE FRENTE
JULIETA MONTAÑO S.
Abogada, feminista, defensora de DD.HH
julietamontañ[email protected]