Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 04 de julio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
En cuanto a la política, el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) nos presenta sólo dos opciones: derecha e izquierda, pues no hay otro horizonte político posible al margen de esta dicotomía. Aquí la izquierda aparece como antiimperialista, defensora de la madre tierra y proyecto de los movimientos sociales; mientras la derecha reencarna el pasado neoliberal, vendepatria y proyecto de la oligarquía. Así, el MAS ha posicionado la lógica bivalente de amigo-enemigo, de lo deseable y lo negable. Aquí se privilegia el mito de la “buena izquierda”, para luego descalificar de derecha a todo aquel que discrepa con el “proceso de cambio”.
En ese contexto surgen algunas preguntas como: ¿cuál es el origen de la derecha e izquierda en la política moderna? ¿La izquierda es la mejor opción, tal como nos presenta el gobierno del MAS? ¿Es posible trascender esta dicotomía de derecha e izquierda en la política? Estas cuestiones guiarán nuestra reflexión en los próximos párrafos.
Los horizontes políticos de derecha e izquierda tienen su origen en la Revolución Francesa de 1789, durante la cual dos frentes políticos se disputaron el poder: los girondinos, de carácter conservador, que apostaron a una monarquía parlamentaria y se situaron a la derecha en la Asamblea Nacional, y los jacobinos, de tendencia progresista, que propugnaban el sufragio universal, se situaron a la izquierda. Es de ahí de donde viene la derecha e izquierda, que más adelante englobarán varias vertientes políticas. La derecha representará al liberalismo y la izquierda al socialismo, comunismo, anarquismo. En consecuencia, los discursos de derecha e izquierda tienen un mismo origen, por eso no se diferencian mucho, ambas asumen el poder como dominación vertical.
A partir de esta dicotomía, el MAS nos presenta a la izquierda como el horizonte político digno de seguir. Sin embargo, históricamente, la izquierda se ha caracterizado por instaurar gobiernos de tiranía, en los que se hace el culto a la personalidad del líder que detenta el poder. Ese fue el caso de Stalin, en la ex Unión Soviética, como también de Mao Tse-tung, en la Revolución china.
En la actualidad, el carácter totalitario de la izquierda no ha cambiado en el mundo. Por ejemplo, el gobierno de Nicolás Maduro, en Venezuela, impone su poder a costa de cientos de vidas; así también ocurre con el gobierno de Daniel Ortega, en Nicaragua.
Por tanto, seguir apostando a la izquierda en Bolivia es pensar en un régimen totalitario que impone un pensamiento único y una democracia autoritaria, y no es la mejor opción, como nos dice el Gobierno, porque así lo demuestra la historia del socialismo en el siglo XX y en el XXI. A no ser que se pueda repensar los fundamentos ontológicos del socialismo como la dictadura del proletario que termina siendo la dictadura del partido.
Ahora bien ¿es posible pensar más allá de la derecha y de la izquierda en la política? Para algunos políticos, incluso académicos, no es posible trascender esta vieja dicotomía (izquierda-derecha). Esto ocurre por dos razones, primero por la miopía cognitiva colonial que no le permite pensar en otros horizontes políticos; segundo, quizá no les convenga a sus intereses de clase y casta, puesto que afectaría a sus privilegios de poder.
Pero desde nuestra percepción, el otro horizonte político no sólo es posible, sino que es una realidad fáctica que se vive en nuestras comunidades, donde la política no es un fin para acumular el poder y la riqueza, tal como ocurre en el liberalismo y en el socialismo; al contrario, es un acto de servicio a la comunidad. Estamos hablando de la política comunitaria que está reconocida en la Constitución Política del Estado, pero olvidada su aplicación a la macropolítica. Esto es la muestra de que los gobernantes y el pueblo mismo no están pensando todavía en trascender la vieja dicotomía de derecha e izquierda.