Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: sábado 30 de junio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Por un lado, los masistas dicen que la oposición mintió en el caso Zapata, el hijo al que reconoció en una notaría en Cochabamba, que se mintió en el caso de corrupción del Fondo Indígena, lo mismo en la masacre de Chaparina, Calancha en Sucre y que esos mensajes habrían influido en la derrota del Gobierno. Es que, después de haber ganado unas elecciones el año 2015, pensaron repetir los resultados en el referéndum del 21 de febrero de 2016, estaban tan confiados, pero perdieron.
Se insiste tanto que la mentira viene de la oposición y les cuesta admitir que más bien las mentiras vienen del partido de gobierno. Sus ministros, diputados y senadores usan este mecanismo para eternizarse en el poder, vulnerar y violar la CPE y dar rienda suelta a intereses personales y del partido político, que no tiene el mayor escrúpulo ni la vergüenza para hacer declaraciones subjetivas y alejadas de la verdad.
Más grave aun cuando el presidente Morales señala la necesidad de recuperar los valores, ¿quién habla de recuperar los valores?, precisamente quien no quiere admitir su derrota en el 21F y apela a la decisión de un magno congreso de masistas y acude al Tribunal Constitucional para forzar una sentencia que favorece tendenciosamente a una cuarta reelección sin que tenga competencia para asumir esa decisión.
Haciéndome eco del presidente Morales, debemos recuperar la democracia donde los ciudadanos delegamos responsabilidades a un conjunto de dirigentes de partidos políticos que asumen el poder para servir al pueblo, pero al pueblo llano que tiene una serie de necesidades y expectativas que deben ser satisfechas a nivel nacional, no solo velar el interés de un sector determinado como lo hace el MAS como los cocaleros, transportistas, cooperativas mineras, sus principales privilegiados.
Recuperar también el valor del voto del soberano que acude a las urnas para elegir a sus gobernantes que representan el interés de todos los bolivianos, independientemente si son de izquierda o derecha, si visten de color azul, verde o naranja, lo importante es el respeto del voto del boliviano de a pie que cree en los valores de la democracia y el respeto de la Carta Magna que rige los destinos del país.
Recuperar también la alternancia de los cargos de autoridad electa, dejando de lado el continuismo que quiere imponer el MAS, con triquiñuelas jurídicas y políticas. No ocurre lo mismo en las comunidades indígenas, originario campesinas donde los cargos de autoridad como el Mallku y el Jilacata se eligen respetando los usos y costumbres y que permiten el cambio de autoridades cada año, y eso, lo sabe muy bien el presidente que proviene de una comunidad campesina.
Será también importante recuperar los valores que sustentan las instituciones públicas y privadas, valores como la honestidad, lealtad, mesura, responsabilidad, justicia, libertad, respeto de los derechos humanos, preservación de la democracia ante cualquier intento desestabilizador. Normas y principios morales que tenemos la obligación de cumplir y hacerlas cumplir sin que sea interpretado a gusto y sabor de quienes detentan el poder para perpetuarse en el mismo.
El autor es periodista y docente universitario