Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 13 de septiembre de 2021
Categoría: Consulta previa
Subcategoría: Consultas megaproyectos
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Durante 14 años la administración de Evo Morales se vendió como un gobierno indígena, aunque no atendió las principales demandas de este sector y sí llenó de sedes, vehículos, cargos y muchas otras cosas a sindicalistas e interculturales.
Y es que habrá que admitir que el jefe del MAS fue campesino, trompetista y sindicalista antes de ser presidente, pero se desconectó de la vida de los indígenas a muy corta edad, como la mayoría de los bolivianos que habitan en las zonas urbanas. A sus siete años, por las necesidades de su familia, estudiaba en una escuela de Argentina y a sus 21 años ya era dirigente cocalero en el trópico de Cochabamba, no era dirigente indígena.
Y no hace que sea un líder indígena el hecho de que su amigo Nicolás Maduro le llame “Jefe Indio del Sur”, como lo hizo en su última visita a Venezuela, o que se haya hecho entronizar en Tiwanaku. Un gobierno realmente indígena habría atendido con prioridad a esta población, en occidente y en oriente, más allá de los simbolismos que sólo sirven para alimentar una imagen de exportación con objetivos políticos.
Morales no atendió las demandas de fondo de los indígenas del oriente del país, quienes desde hace 20 días protagonizan una nueva marcha en demanda de titulación de sus tierras y respeto a sus territorios, avasallados justamente por los campesinos interculturales y las concesiones que les otorga el gobierno masista, ahora en manos del mestizo y citadino Luis Arce Catacora.
En el duro trayecto que siguen (ya recorrieron unos 300 kilómetros) los indígenas fueron agredidos por estos grupos y hace ocho días partió otra marcha desde comunidades afines al gobierno, que si bien enarbola iguales demandas, podría generar fricciones cuando coincida con la otra columna en el trayecto con destino a Santa Cruz, algo que el gobierno de Arce debe evitar.
El Ministerio de Gobierno ha hecho bien al redoblar la custodia policial a la columna principal de marchistas y al llevar ayuda para los indígenas, aunque en paralelo legisladores y dirigentes del MAS han acusado a los protagonistas de esta movilización de estar manipulados por la oposición por el simple hecho de haber recibido apoyo de dirigentes de ese sector.
En todo caso, el gobierno de Arce tiene ahora la posibilidad de resolver de raíz el conflicto con los indígenas del oriente y debe hacerlo evitando fricciones o cosas peores, como la violencia con que fue reprimida la marcha indígena en defensa del Tipnis durante la primera gestión gubernamental del MAS.
Arce tiene la posibilidad de demostrar que, aún sin ser un indígena, es capaz de atender las demandas de este sector con mayor efectividad que el gobernante que se arropó con esa identidad por cálculo político.