Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: martes 03 de julio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Las constantes arremetidas a los que defienden el 21F, por parte del presidente y el vicepresidente, así como de los dirigentes de los llamados “movimientos sociales”, no hacen más que poner de manifiesto el profundo trauma que ha provocado en el subconsciente de los gobernantes, sobre todo en el “hermano Evo”, la terrible derrota del 21F. Subyacen en las palabras vertidas, sobre todo del vicepresidente, un evidente odio y resentimiento. Ese odio que nace, apelando al psicoanálisis, del temor. En este caso, del temor a perder el poder, pues los resultados del 21F expresan, precisamente, el rechazo a la continuidad del régimen. Ese sentimiento fue expresado categóricamente en esa consulta popular que tuvo, dicho sea de paso, las características de un plebiscito.
Ahora bien, referirse a los activistas de estos colectivos, que irrumpen en los actos públicos con el estribillo “Bolivia dijo NO”, como “enviados de la derecha”, “vendepatrias”, “defensores de la mentira” y tacharlos como “separatistas” que buscan “el retorno de la derecha para volver a saquear los recursos naturales”; es una descomunal estupidez.
Resulta extremadamente cínico referirse de ese modo, pues explícitamente se está desconociendo que el triunfo del NO del 21F, es, en esencia, mérito de la conciencia ciudadana, que con un simple bolígrafo enfrentó y derrotó a una poderosa estructura de poder y gigantesca maquinaria electoral. Carente de recursos logísticos y con enormes desventajas frente el oficialismo, la ciudadanía expresó claramente su conciencia, que manifiesta el rechazo al cínico abuso del poder. Sin que medien los políticos opositores tradicionales –ahí radica precisamente su fuerza– expresó también su notable enfado contra la megacorrupción de la voraz elite cleptocrática azul que, con su estrategia de “poder eterno”, al parecer, solo busca impunidad.
La ausencia de un enemigo en la consulta del 21F, pues al frente solo estaba la conciencia ciudadana, provocó extraños desvaríos en los “intelectuales transgénicos” que predicaban el apocalipsis frente al eventual triunfo del NO, exclamando que “el sol se va a esconder y la luna se va a escapar y todo será oscuro…”.
También hoy, en este clivaje, provocado por el inconstitucional fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional que habilita al “hermano presidente” a la reelección indefinida; no hay enemigo opositor al frente: en ese lugar está la poderosa conciencia ciudadana. De ahí precisamente, la desesperación hipocondríaca del oficialismo que, a toda costa, intenta posicionar a un enemigo al frente, ya sea la derecha, el imperio o los “neoliberales”. Este clivaje, que marcará la agenda política hasta la realización de las elecciones del 2019, tiene como principal protagonista al ciudadano que, cuando la oportunidad se brinde, como en la inauguración y clausura de los Juegos Suramericanos, expresara su oposición al incumplimiento de los resultados vinculantes del 21F, no obstante el sistemático acoso policial.
No son veinte “pelagatos” los que marchan con su “cartoncito 21F”. Detrás de ellos no está la oposición, la derecha o el imperio: está la potente conciencia ciudadana, que no está dispuesta al escamoteo de su voto, exigiendo respeto a las reglas establecidas en la CPE.
La obsesión del “poder eterno” que los enceguece, les impide percibir que el movimiento ciudadano en defensa del 21F, tiene ondas sísmicas de largo alcance.
En conocimiento de que la derrota del 21F los dejo profundamente traumados y que el recuerdo les provoca tormentos, iras y arrebatos indescriptibles; se prevé que los colectivos ciudadanos, con su “cartoncito”, interpelaran tenaz y constantemente.