Medio: La Patria
Fecha de la publicación: miércoles 22 de noviembre de 2017
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones judiciales
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Cuando un ciudadano vota, lo hace a favor de quien cree conveniente y, si anula su voto o lo hace en blanco, también es el ejercicio de lo que su conciencia le dicta. Con motivo de las próximas elecciones para elegir a los integrantes del Poder Judicial, persiste la idea de anular el voto en razón de que, para la mayoría, ninguno de los postulantes merece la confianza pública por creerse que ya fueron designados con anticipación y que la inclusión de sus nombres como candidatos es, simplemente, cumplir con una formalidad.
En el sentir popular hay diversas posiciones: los que creen y confían en el partido de gobierno; los otros que dudan porque, lamentablemente, se han dado suficientes razones para la desconfianza especialmente porque, según las propias informaciones oficiales, un 50 % de los postulantes no cumplió con los requisitos para postularse a situaciones jerárquicas dentro del aparato judicial. Este hecho era simple razón para que se anule toda la convocatoria y, si se quiere persistir en llevar a cabo elecciones, hacerlo en otra oportunidad o cambiar el sistema que bajo ningún punto de vista merece ser creíble; pero, todo señala que no importarían los defectos habidos para escoger a posibles funcionarios judiciales porque no se ha dado señal alguna en sentido de cambiar sistemas para integrar la judicatura judicial.
Por las razones o sentimientos que se abriguen en el pueblo, hay propensión a anular el voto en las elecciones del próximo 3 de diciembre y lo cierto es que si ocurre que haya una mayoría en ese sentido, nadie puede negarlo y, por el contrario, si los votos favorecen a candidatos, lo correcto, conforme a normas democráticas, es respetar esa voluntad. Finalmente, lo ideal para la colectividad es que no existan fraudes o anomalías que alteren resultados, trampas que favorezcan a candidatos y resulten autoridades judiciales que el país no quiere.
El derecho de anular el voto es tan respetable como son los que determinen designaciones o voten en blanco; en cualquier caso, todo será resultado y consecuencia de un acto conciencial inherente a cada votante. Tenerle miedo a los resultados no sería correcto porque lo honesto será, en todo caso, tener en cuenta que los asistentes al acto electoral lo hacen en cumplimiento de un deber cívico y no por la presión de las amenazas. Lo que determinen los resultados luego del conteo de votos dará lugar a dos situaciones: la una que se habrá designado a quienes tengan conciencia, honestidad y responsabilidad para administrar la justicia o, por el contrario, la otra, de rechazo total que implicaría anulación de todo el proceso.