Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: sábado 26 de octubre de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Como consecuencia de la desvergonzada manipulación y fraude
electoral generado por el TSE que burla la voluntad del soberano, se ha
desatado en todo el país convulsiones que nos recuerdan las trágicas
consecuencias de octubre y febrero negros.
El proceso electoral concluido está plagado de una cadena de
ilegalidades, como: haber habilitado inconstitucionalmente al binomio
Evo-Linera para estas elecciones generales, sustentados en una decisión burda
del Tribunal Constitucional, que a partir de la Sentencia Constitucional
0084/17, quebrantando la prohibición constitucional de más de una sola
reelección de manera continua habilita a los mismos; la realización de las
elecciones primarias, que solamente representaron un alto costo económico a las
arcas del Estado boliviano, por cuanto el carácter vinculante y obligatorio de
dicho proceso nunca fue cumplido ni acatado por el TSE, que sometido a los
designios del Órgano Ejecutivo dio curso a habilitar a ciudadanos que jamás
habían participado en dicho proceso. Ello solamente con el afán de dispersar el
voto ciudadano para que el partido oficialista sacara ventaja en las elecciones
generales; las advertencias de militantes del MAS para impedir que los partidos
opositores realicen campaña electoral, particularmente en el área rural y la
amenaza de defender incluso con armas el “proceso de cambio” por parte de las
bartolinas, rodean el proceso electoral.
Llega el 20 de octubre esperado y al cerrarse las ocho horas
de votación, particularmente las redes sociales, informan que CC estaba
obteniendo una victoria arrasadora en el proceso electoral, pero el desenlace
de este proceso estará plagado del fraude electoral más desvergonzado que la
historia boliviana ha podido observar, cambiando abruptamente los resultados
para favorecer al MAS, lo que genera la reacción de los observadores de la OEA,
quienes consideran que se menoscaba la transparencia y credibilidad del proceso
por el cambio repentino de los resultados parciales y por la suspensión
inexplicada de la TREP.
Este manejo final del escrutinio que burla definitivamente
la voluntad del soberano genera la reacción ciudadana que, al enterarse del
manoseo realizado por parte del TSE, sale en protestas a las calles en todo el
país, en defensa de su decisión, generando una cadena de convulsión
incontrolada.
Lo grave de todo esto es que el MAS instruye a sus
seguidores se trasladen a la ciudad de Cochabamba; es decir, su reducto
natural, para pretender mostrar su fuerza o respaldo social y político,
generando se desate una mayor violencia.
Para pretender consolidar los resultados electorales, los
masistas realizan su concentración en la plaza de armas 14 de septiembre, a la
que arriba el presidente Evo Morales, quien lanza un discurso que pone Mas
gasolina al fuego desatado, por cuanto acusa a los ciudadanos votantes de ser
apenas dos o tres personas “amarrando pititas”, “poniendo llantitas” y
cuestiona esta movilización, señalando que se considera capaz de hacer “taller
seminario” para que aprendan a hacer marchas. Además del menosprecio y la
arrogancia demostrada acusando a los estudiantes de movilizarse por “platita y
notitas”, discurso que constituirá el detonante mayor de los sectores
ciudadanos movilizados.
Estos son los hechos que marcan una coyuntura belicosa que
vive Bolivia, coyuntura que al final del camino podrá demostrar si el “amarrar
pititas y poner llantitas” por esos dos o tres ciudadanos revertirá el
resultado fraudulento de estas elecciones, o si existirá la necesidad de acudir
al maestro de los bloqueos para que pueda dar clases de cómo derrocar
gobiernos, como lo hizo con Goni.