Según la Real Academia de la Lengua Española, se entiende por “cinismo” la “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”, teniéndose como sinónimos: imprudencia, desvergüenza, descaro, desfachatez, entre otras.

La consulta efectuada por el gobierno masista al pueblo boliviano, mediante el Referéndum de 21 de febrero de 2016, cuyo resultado fue el rechazo concreto al intento de una nueva repostulación del binomio presidencial, en las próximas elecciones generales de 2019, se ha constituido en una pesadilla para el MAS, que se observa al condenar, arbitrariamente, un cántico o estribillo que se escucha constantemente: “Bolivia dijo no”, que significa tener presente el respeto al voto ciudadano.

Cuán arrepentidos estarán quienes tuvieron la brillante idea de efectivizar y organizar el Ref-21F, por el resultado, para ellos, una real “metida de pata”. De no realizarse dicho referendo, el MAS –para su ilegal repostulación- solamente (como si fuera poco) tenía para vulnerar una norma genérica, plasmada en la CPE, a través del “excelente razonar” de las marionetas del Tribunal Constitucional, y no como al presente, extender su prevaricato al incumplimiento de una norma específica, la Ley 026 de 30 de junio de 2010, Ley del Régimen Electoral en su Art. 15, que establece “Las decisiones adoptadas mediante referendo tienen vigencia inmediata y obligatoria, y son de carácter vinculante…”.

El temor y miedo que muestra el masismo al resultado del R-21F y a su estribillo “Bolivia dijo no”, se encarna en el personaje más inteligente del gobierno, quien ya distorsionando no solo lo legal, sino el sentido común , ha manifestado que “los que digan Bolivia dijo no… son envidiosos y resentidos”. Señor García Linera, ¿envidia de qué?, de los Juegos Suramericanos, no cabe, es ridículo. ¿Envidia y resentimiento de violar la Constitución Política?, o ¿envidia y resentimiento de violar el resultado de una consulta al pueblo, que su partido organizó, solo para prorrogarse en el poder?

Y prosigue manifestando que “Bolivia no se construye con odio (…!), “con resentimiento” (…!), “más bien el país se construye con cariño y amor…” (…!). Frases tan cínicas que sólo causan hilaridad, sin comentario… Lo que sucedió en la inauguración de los Juegos Suramericanos en Cochabamba –el sentimiento del pueblo-, por lo visto, caló muy hondo en la dirigencia masista. En su perorata, continuando sus dislates, comparó al “Bolivia dijo no”, con un borracho que ingresa a un domicilio, para arruinar una fiesta que se celebraba. Al parecer la fiesta es transgredir la ley. Y este señor, al final, no pudo disimular su actitud autoritaria, al amenazar “que de seguir provocando con el “Bolivia dijo no”, el pueblo sabrá organizarse y defenderse”. ¿Cuál pueblo, Sr. Vicepresidente, el pueblo boliviano o el pueblo de su partido político? Parangonando con un triste personaje del pasado, poco faltaba para que sentencie que el pueblo del “Bolivia dijo no” caminara con su testamento bajo el brazo.

Sensiblemente, pareciera que el accionar del oficialismo tiene algún parecido con la ruta practicada por otros gobiernos populistas de América, autodenominados del “Socialismo del Siglo XXI”, como Venezuela y Nicaragua. En Venezuela, el Sr. Nicolás Maduro persiguió y apresó a políticos opositores, inventó una Asamblea Constituyente, fijó caprichosamente fecha para elecciones, todo para ser Presidente elegido “democráticamente”. En Nicaragua, el Sr. Daniel Ortega, apartándose del sandinismo, transgredió la Constitución Política de su país, aduciendo que ésta vulneraba sus “derechos humanos”, todo para ser Presidente elegido “democráticamente” (de yapa, su esposa es Vicepresidenta). Y penosamente, las consecuencias de ambas “presidencias “democráticas” –con desconocimiento absoluto de las mayorías ciudadanas- son las mismas, que la opinión internacional conoce y censura.

Es comprensible el temor y miedo que le provoca al masismo el estribillo “Bolivia dijo no”, porque representa a la gran mayoría del verdadero pueblo boliviano y que continuará repitiéndose en todo el país, porque es el clamor de una verdadera democracia, defendiendo la legalidad y el respeto al voto ciudadano.