Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 02 de agosto de 2021
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Conflictos limítrofes
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Desde hace unos 20 años, los departamentos de Potosí y Oruro
mantuvieron al menos cinco conflictos importantes en su zona
fronteriza; el salar fue el motivo en dos de ellos. Sólo en uno
-la centenaria pugna por tierras entre Qaqachacas, Laimes y Jucumanis- se
logró relativa paz; mientras prevalecen los problemas por canteras y
cultivos.
El incidente más reciente se desató por la instalación
de un proyecto turístico en la parte norte del salar que ambos
departamentos reclaman. Las autoridades aseguran que el problema no es
limítrofe , ya que se trata de una reserva fiscal bajo control estatal.
Potosí envió una consulta sobre este punto al
Tribunal Constitucional; Oruro asegura que el terreno es parte de una tierra
comunitaria de origen (TCO).
Salar, la manzana de la discordia
El 23 de julio pasado, comunarios potosinos quemaron
los domos del emprendimiento turístico Kachi Loddge, que se instaló en la
costra salina en 2018 y por el que ya había denuncias ante el entonces
Ministerio de Culturas.
Kachi Loddge se encontraba en el norte del salar,
área que Potosí y Oruro reclaman como suya y por la cual se acusan de
avasallamiento. Para los primeros es parte del Salar de Uyuni; para los
segundos pertenece al Salar de Thunupa.
El emprendimiento trabajó con comunidades
orureñas sin consultar a las potosinas ni, como manda la ley, al
Gobierno central. Pero detrás de lo que parece ser un conflicto limítrofe hay
décadas de tensión por la tuición del salar.
“Se ha establecido muy claramente que éste no es un
conflicto territorial. Ambas gobernaciones han indicado que tienen claros sus
límites. Además, no existe ningún proceso de conciliación administrativa
en esa zona. Queda claro que lo que falta es una normativa que regule el
aprovechamiento turístico del salar. Esta es una oportunidad
para que el desarrollo no sea solo para un departamento, sino para
toda la región”, señaló el viceministro de Autonomías, Álvaro Ruiz.
El pasado miércoles, el ministro encabezó una reunión
con autoridades de Oruro y Potosí. Tras horas de debate, se acordó
un acta de entendimiento con 10 puntos, que a último momento no se
firmó, dejando el tema en cuarto intermedio. Hay dos puntos de desacuerdo:
el reconocimiento de que el “Salar de Uyuni” es una unidad integral y
que es una reserva fiscal no disponible.
“Oruro no firmó. No quiere reconocer al Salar
de Uyuni y no puedo permitir que se viole las normas que sí lo
reconocen”, explicó el gobernador de Potosí, Jhonny Mamani.
Sostuvo que el desacuerdo surgió por el acápite en el que
ambos departamentos reprochan lo ocurrido en el salar. Y es que para Oruro ese
sector es parte del Salar de Thunupa y no el de Uyuni.
“El acta prosperó, identificamos aspectos importantes como
que Oruro no promovió ningún hecho de violencia. Nos estancamos porque Potosí
no quiere que se inserte el termino de ‘tierra fiscal no disponible’,
eso implica que ni ellos ni nosotros podemos hacer ningún tipo de
actividad en el sector”, sostuvo el gobernador de Oruro, Johnny Vedia.
La reserva fiscal
No es la primera vez que hay tensión por el salar. Ya
hace 11 años la explotación del litio y la participación en las
regalías llevaron a los departamentos a disputas. La pugna se sumó a
demandas regionales potosinas y a un conflicto limítrofe latente en
Coroma, lo que desencadenó la histórica huelga de los 19 días, que
empezó el 29 de julio de 2010.
La protesta, que movilizó a casi todo el
departamento potosino, marcó la separación entre la región y el
gobierno del MAS. El pliego petitorio llevaba la bandera de la defensa
del litio y la solución a los conflictos de límites.
Aunque ya entonces se pedía la delimitación
definitiva en torno al salar ; la demarcación había sido hecha
mucho tiempo atrás.
El 9 de diciembre de 2003, en el gobierno de Carlos
Mesa se promulgó la Ley 2564 que declara como Reserva Fiscal “las
2.190.500 hectáreas del Salar de Uyuni”. Las coordenadas del
perímetro fueron definidas en el Sistema Geodésico Mundial
(WGS-84).
Gobernadores prometieron buscar una solución pacífica.
Foto: Viceministro de Autonomías
La integridad del terreno quedó refrendada en el artículo
29 de la Ley 339 de Delimitación de Unidades Territoriales,
firmada por Evo Morales en 2013. La norma establece: “la unidad territorial a
delimitarse no podrá definir jurisdicción territorial sobre cuerpos de agua y salares”.
Añade que, en estos casos, le corresponde al nivel central el uso y
administración.
Desde la Gobernación de Oruro se explica que en 2008,
conforme al expediente agrario N° 37466 y la resolución suprema 230065, su
municipio de Salinas Garci de Mendoza se convirtió en un Gobierno
Autónomo Indígena Originario, cuya delimitación por parte del INRA incluye
parte del salar.
En los mapas, esta delimitación formalizada en
2008 se sobrepone a la realizada por la Ley 2564 que le da tuición al
Estado.
En la Cumbre Potosina de Defensa del Salar, realizada el
jueves en Uyuni, acordaron no ceder ni un milímetro y remitir al TCP una
consulta sobre la reserva fiscal.
Pugna en
Coroma: la cantera, los cultivos y la fábrica de cemento
Uno de los antecedentes del conflicto cívico de 2010 fue la
disputa por 14 kilómetros cuadrados ubicados entre las provincias Avaroa,
de Oruro, y Bustillos, de Potosí.
El problema empezó en 2006 por la jurisdicción
del cerro Pahua. Potosí afirma que éste se encuentra en Coroma,
provincia Antonio Quijarro, mientras que Oruro asegura que es de Sevaruyo, en
la provincia Avaroa.
Esas montañas contienen la mayor reserva de piedra caliza de
la región, ideal para proveer de materia prima a una fábrica de cemento
que ambos departamentos han pedido desde hace décadas. Además, era una
reserva de uranio que Evo Morales negaba conocer.
Los enfrentamientos desataron la protesta de los
lugareños y luego el paro cívico de 2010.
Se sabe que en 2008 se gestionó crédito
venezolano e iraní para construir dos cementeras en la zona. Pero tras la
ruptura con Potosí, nunca se concretaron al argumentar que no eran
factibles. Oruro recibió una fábrica en 2019 en Caracollo.
En 2016 el conflicto en la zona se
reactivó y se pidió militarizar el lugar para evitar los enfrentamientos.
Esta vez la cantera de piedra caliza y el mineral no eran los únicos
problemas.
Las comunidades de Coroma se enfrentaron con
las comunidades de Quillacas, en el lado orureño. El Ministerio de
Autonomías indicó que la pugna se debía a un loteamiento de los terrenos en
conflicto que se convirtieron en cultivos de quinua en disputa.
Los lugareños señalan que hasta hoy la tensión vuelve cada año en la época de siembra.
20 años de calma entre los ayllus guerreros
Las peleas entre Qaqachacas, Laimes y Jucumanis fue
uno de los conflictos entre Oruro y Potosí de más larga data.
Tiene sus antecedentes siglos atrás, incluso desde antes de
Colonia.
Durante décadas, estos pueblos ubicados en el norte de
Potosí y el sur de Oruro protagonizaron sangrientas batallas por
territorios discontinuos que escaparon a las divisiones
territoriales impuestas por la Colonia y la República.
Para pacificar y delimitar sus territorios, el 7 de
enero de 2014, el presidente Evo Morales promulgó la Ley de Delimitación
Interdepartamental Oruro - Potosí y proclamó el fin a la guerra de
ayllus.
Pero según los registros, el último
enfrentamiento se produjo el 23 de enero de 2000. Esa madrugada los
Qaqachacas de la provincia Avaroa, del Sur orureño, dejaron como saldo 18
muertos y 10 heridos en el asalto y quema de 25 casas de la comunidad de
Sora Sora, del ayllu Laimes de la provincia Bustillos, al norte de Potosí.
Portaban armas que databan de la Guerra del Chaco.
Según determinaron las investigaciones, el asalto fue una
venganza ante un ataque -de una semana antes- protagonizado por los Laimes y
que dejó varios heridos. Hasta ese año, el 2000, los asaltos y ataques mutuos
por el control de los territorios eran una constante para estas
comunidades sumidas en la pobreza.
Aunque por años las autoridades anunciaron la
pacificación y hasta emprendieron el desarme, los intentos no
prosperaron hasta que los mismos ayllus buscaron una salida.
En los archivos de el periódico El Potosí
hay una fotografía tomada meses después de este último
enfrentamiento a los pies del Cerro Rico. En ella se ve a dos dirigentes
de los ayllus en guerra dándose la mano para acordar el camino a la paz.
Punto de vista
MILTON Lérida Aguirre,economista e investigador.
“Los límites están zanjados”
Hay que decir que el tema de límites (en el salar) no está
en conflicto, eso ya está zanjado hace años. Ya está definido el límite entre
Oruro y Potosí.
Hay un texto que hizo conocer la demarcación que
es de conocimiento del Viceministerio de Autonomías. Lo que pasó la semana
pasada no tiene que ver con los límites, sino con el emplazamiento de los domos
sobre la superficie de la costra salina que está ubicado de forma
integral en la provincia Daniel Campos, en el departamento de Potosí.
Hay una Resolución Ministerial de enero de 2004, que
en su artículo 66 establece como error de fondo los trazos limítrofes que
dividen aguas lacustres y salares. Es decir que los salares no se pueden
dividir. O están en una provincia o están en la otra.
Antes del 2004 sí había este problema. Por ejemplo: una
tercera parte del Salar de Coipasa estaba en territorio potosino y una
parte pequeñita del gran Salar Thunupa (Uyuni) estaba en Oruro. Esto
generaba una serie de problemas y por eso se hizo esa resolución. Han pasado
más de 15 años y nunca nadie se quejó. Se aceptó y, por tanto, el límite
ya estaba zanjado.
El tema de Coroma y Quillacas está en Sucre y se
define en esa área. Ese conflicto es en un tramo muy distante al del
salar y tiene sus propias particularidades.
Lastimosamente no hay un sitio donde estos
datos, documentos, mapas precisos sean de acceso libre. Hemos tenido años
de una administración deficiente sin conocimiento de muchos temas y que
acaban en problemas como el de los domos.