Medio: El Potosí
Fecha de la publicación: domingo 25 de julio de 2021
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Conflictos limítrofes
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Bolivia fue
nuevamente centro de la atención el fin de semana, esta vez debido a que por lo
menos tres de los domos instalados en el Salar de Uyuni fueron quemados en el
marco de protestas de pobladores del sudoeste potosino por las acciones de la
gobernación de Oruro respecto a una porción de esa maravilla natural.
Como siempre, las
reacciones en las redes sociales fueron inmediatas y la mayoría de ellas de
condena por esa acción que muchos interpretaron como atropello a la propiedad
privada mientras que no pocos llegaron a decir que fue “por envidia”. Aunque el
tema de la seguridad jurídica debe siempre tomarse en cuenta, argumentos como
“barbarie” y “envidia” son infantiles, por decir menos.
Y es que detrás de
los sucesos del sudoeste potosino están varios temas que necesitan analizarse
desde una postura menos cómoda que la de aquellos que opinan alegremente,
simplemente porque tienen una conexión a internet. Eso sí… no se puede
justificar la violencia, venga de donde venga, y por ello aclaramos que esa no
es la intención de este editorial.
Hay que comenzar
preguntándose las razones por las que una empresa con sede en Suiza, Imagen
Scape, haya decidido levantar su emprendimiento precisamente en el pequeño
lugar del Salar de Uyuni cuya jurisdicción no está definida. Como se sabe, el
salar es el más grande del mundo y, si realmente tenía buenas intenciones, la
empresa pudo instalarse en cualquier otro punto de los más de 10.000 kilómetros
cuadrados que tiene. Si lo que necesitaba era facilidad de accesos, no solo
tenía Uyuni sino también Llica, o Tahua, donde ya existen varios
emprendimientos. Pero no. Se fue hasta un lugar que supuestamente está bajo la
jurisdicción del municipio orureño de Salinas de Garci Mendoza y allí fue donde
no solo se instaló sino que hizo varios ofrecimientos a sus habitantes.
Para quienes conocen
el lugar, y viven del turismo, la pregunta obligada es ¿cómo supo una empresa
extranjera que precisamente en aquel lugar había problemas de límites? Se
trataba de información privilegiada, que manejaban solo ciertas instancias como
el Instituto Geográfico Militar, el Ministerio de Autonomías y las
gobernaciones de Oruro y Potosí. Aparentemente, los supuestos inversionistas
suizos recibieron informes en el sentido de que sería más fácil obtener
autorizaciones allí que en otros donde el control, especialmente
medioambiental, es más riguroso.
Con una confianza
difícil de entender, la empresa suiza se instaló en ese remoto lugar y, para
ello, fue suficiente obtener la autorización de la gobernación de Oruro, que la
concedió presta, sin tomar en cuenta detalles de jurisdicciones ni el tiempo de
emprendimiento que se estaba autorizando. Al ser extranjera, la Imagen Scape no
solo necesitaba que una gobernación le autorice trabajar sino el gobierno
nacional, a través de los ministerios respectivos. A partir de ahí, se puede
afirmar que la instalación de los domos fue ilegal.
Lo otro es el
conflicto de límites. Oruro se basa en mapas e informes cartográficos que
incluyen una pequeña porción del Salar de Uyuni en su territorio. Hay mapas
antiguos que trazan una línea recta que deja una porción en territorio orureño
y otros, más recientes, que plantean una división en forma de “V”, que abarca
un poco más del salar. Potosí rechaza ambas propuestas y recuerda que, mucho
antes de la fundación de Salinas de Garci Mendoza, en 1560, y la de Oruro, en
1606, la entonces denominada provincia de Potosí abarcaba tanto a ese
Departamento como a Tarija y lo que fue Atacama. En caso de controversia, los
juristas recomiendan aplicar el dato documentado más antiguo, que sería el de
Potosí.