Medio: La Razón
Fecha de la publicación: domingo 11 de julio de 2021
Categoría: Legislación electoral
Subcategoría: Leyes nacionales y decretos reglamentarios
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Las organizaciones
políticas del país, todas ellas, tienen poco menos de seis meses para hacer
algo sustantivo que no hicieron durante toda su existencia legal (algunas desde
los 80 del siglo pasado): asumir, con carácter obligatorio, procedimientos
democráticos y paritarios en su estructura y para el ejercicio de su vida
orgánica. Es el mandato, con plazo, establecido en la disposición transitoria
tercera de la Ley de Organizaciones Políticas (LOP). Parece difícil de cumplir.
En rigor, el reto es
más complejo: adecuarse a las disposiciones de la LOP. Para los partidos y las
agrupaciones ciudadanas ello implica, como mínimo, modificar sus estatutos
orgánicos, incluido el establecimiento de un régimen de despatriarcalización;
ajustar sus declaraciones de principios, empezando por el reconocimiento de la
plurinacionalidad del Estado y la interculturalidad de la democracia; y adoptar
un conjunto de mecanismos para su democratización interna.
Actualmente existen
en Bolivia 10 partidos de “alcance nacional” y más de una centena de
agrupaciones ciudadanas departamentales y locales con personería jurídica
vigente. Semejante número podría dar cuenta de un sistema de representación
política robusto, plural y diverso, pero es solo un espejismo. La mayoría de
tales organizaciones habitan como sigla en el papel y se activan, si acaso,
para “competir” en elecciones. Otras son nominales o francamente residuales.
¿Cuántas de estas
organizaciones políticas están en condiciones de acudir a sus instancias
orgánicas de decisión para modificar sus documentos constitutivos? Si el
proceso supera la formalidad, con supervisión estricta del Órgano Electoral
Plurinacional, es probable que en enero próximo el paisaje de la representación
política sea diferente. Igual de incierto, ya, pero menos ficticio. Y claro que
no basta cambiar o adecuar las normas internas: es fundamental garantizar su
ejercicio.
Para los partidos y
agrupaciones que cumplan el mandato de adecuación, el siguiente desafío es una
suerte de “prueba de vida”: hasta marzo de 2022 (un año después de las
elecciones subnacionales) deben actualizar el registro de su militancia
conforme a las cantidades mínimas establecidas en la LOP. Está claro lo que eso
significa para casi todos los partidos políticos (en el extremo, pensemos en
ADN, PDC, FRI). Sincerar (no) militantes puede conducir a la cancelación.
¿Cuántas
organizaciones políticas con democracia interna, en un horizonte intercultural,
paritario y, en su caso, de libre determinación, hay en Bolivia? ¿Existen? ¿Son
posibles más allá de la norma? Que venga la cuenta progresiva.
FadoCraciamonterrosiana
1. Con sus siete
palabras, se lo asumecelebra como el cuento más breve del mundo: “Cuando
despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. 2. Tras su publicación el año
1959, en Obras completas (y otros cuentos), los críticos
sentenciaron: “no señor, eso no es un cuento”. Entonces Augusto Monterroso,
grande como era, concedió: “Bueno, no es un cuento: es una novela”.3. Creo que
más bien —o también— es un ensayo. O mejor: una travesía. 4. Lo cierto es que
El dinosaurio del escritor guatemalteco se ha multiplicado en innumerables
estudios literarios, antologías, ediciones anotadas, variaciones. Hasta fue
confundido con un cocodrilo (Fuentes) y con un unicornio (Vargas Llosa). Los
sueños/ pesadilla dan para todo. 5. Pero la interrogante esencial permanece:
¿qué es/qué representa el famoso dinosaurio? Abundan interpretaciones. 6. Hoy
en democracia —siglo veintiuno, cachivache— cabe asociarlo, como plaga, al
ruido de sables, los altos mandos, las “sugerencias” en traje de campaña, las
masacres. 7. Basta abrir un diario local: Cuando despertamos, los milicos
todavía estaban allí.