Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: domingo 24 de junio de 2018
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Acoso y violencia política
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Fiel a la estrategia política, la ‘Sole’, como la llama Doria Medina, o la jaira alcaldesa, denominada por la población, dejó de lado la administración edil para dar paso a una intensa y exclusiva actividad política-partidaria para debilitar a las organizaciones sociales, articulando entidades paralelas.
Sin embargo, más pudo la población de base, que en febrero de 2016 se movilizó multitudinariamente en demanda de infraestructura y equipamiento escolar y fue así que un día de reivindicación justa y legítima se convirtió en un episodio trágico con la quema de las instalaciones de la Alcaldía, hecho que hasta ahora no ha sido esclarecido, siendo los padres de familia los más perjudicados, primero porque no consiguieron la atención para una educación de calidad de sus hijos y la situación precaria continúa igual y, por otra parte, la Alcaldesa actualmente les sigue un proceso penal sin pruebas. Ya pasaron más de dos años y sólo los padres están conscientes de que la causa de aquel día trágico fue la negligencia de la alcaldesa Chapetón, quien ignoró el reclamo y los acusó en ese entonces de juntas escolares “masistas”, lo que además utilizó como pretexto para victimizarse y así eludir la responsabilidad que tiene la Alcaldía para con la educación.
Esa situación de una total ausencia de autoridad y capacidad política devela que UN vive una de sus más profundas crisis internas, caracterizada por el desbande de sus militantes, en el que los concejales de El Alto toman sus decisiones por cuenta propia y bajo intereses personales. Es así que Marcelo Fernández logra presidir el Concejo recurriendo a las bancadas opositoras a UN, en un total desacato a las instrucciones de Doria Medina.
La conducta soberbia, las decisiones unilaterales y autoritarias de Chapetón están inviabilizando su reelección y han terminado de convencer a los alteños de que el neoliberalismo es y será un modelo que ha fracasado, ya que trae pobreza, exclusión, discriminación y racismo.
Con las aspiraciones personales de los concejales de UN, más los recientes escándalos de supuestos actos de corrupción y nepotismo denunciados por sus propios correligionarios en contra de Chapetón, existe la probabilidad de que la actual Alcaldesa no acabe su gestión.
Entre tanto, los concejales de UN Óscar Huanca, Marcelo Fernández, Antíoco Cala y Rebeca Cruz se enfrentaron por presidir el Concejo, y salió victorioso Fernández, que dicho sea de paso se declaró disidente y ahora el resto de los concejales negocia por separado para remplazar en un futuro cercano a la actual Alcaldesa, quien enfrenta un proceso por incumplimiento de deberes y daño económico al Estado.
EL APOYO Y LA FAMA
Pese al apoyo del Gobierno de Estados Unidos de Norteamérica, organismos internacionales y de algunos empresarios “alteños” vinculados a EEUU, y Organizaciones No Gubernamentales, la gestión de Chapetón está en caída libre, proceso que se aceleró en 2017 a partir de las movilizaciones del Distrito 7, considerado como el más rebelde, donde el actual subalcalde de UN, Hugo Dávalos, no pudo contener el embate de las juntas vecinales, quienes fueron excluidas de obras por no ser seguidores o simpatizantes del partido que dirige Doria Medina.
Esta acción reivindicativa del Distrito 7 provocó una avalancha de reclamos en contra de la Alcaldía, ya que los 14 distritos estaban sufriendo la misma discriminación dentro los POA de las subalcaldías, con recortes arbitrarios de sus presupuestos. Fue así que luego de la movilización del 7 se vino la del Distrito 14 y así comenzó la debacle de la gestión de la Alcaldesa “más poderosa”, denominativo que le puso el periódico El Mercurio de Chile.
LA INEXORABLE CAÍDA DE LA ‘SOLE’
Aplazada con el rechazo de más del 85% por la falta de planificación y respuesta a las necesidades de la población de El Alto, además de la soberbia demostrada, al parecer no le quedó otro camino que dar lugar a un gasto exagerado y desmedido en publicidad para ganar algo de protagonismo e ingresar a la farándula política en las calles.
Por otro lado, el abandono de las obras, como el Jach’a Uta, el Maternológico de Lotes y Servicios, el retraso de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Tapachula (pérdida del crédito), la Terminal Bimodal, la falta de dotación de insumos de salud y el retraso en las obras de los 10 carriles de Río Seco a la ex-Tranca de San Roque son muestras de su incapacidad en la administración de la comuna alteña y el desconocimiento de las necesidades de la población alteña.
Y al no poder iniciar las jach’a obras, a Chapetón no le quedó más que ponerse las botas para conducir el tráfico vehicular, apoyar en los aynis vecinales, programa del exalcalde José Luis Paredes, y participar en la inauguración de algunas cuadras de enlosetados y cordones de acera, es decir, recurrir al espectáculo para no perder vigencia en los medios de comunicación.
La alcaldesa de UN, que en su inicio generó expectativa en la población, a tres años de su permanencia en la Alcaldía lo único que generó fue frustración y desilusión en la población.
La soberbia, la demagógica lucha contra la corrupción y el uso indebido de los bienes de la comuna alteña, como base de su campaña electoral y la de su jefe Samuel —y con una población molesta y resignada a no ver las jach’a obras—, han empujado a la alcaldesa de UN al precipicio de la impopularidad. A ello se suma el resquebrajamiento interno de UN, en vista de que una fracción decidió desmarcarse para conformar un nuevo partido político.
LAS ENCUESTAS, URNAS Y LAS CALLES
Chapetón, que emergió de las elecciones municipales realizadas en 2015 con el 55% de los votos, ya a sus dos años de gestión el 64% de los alteños desaprobó la gestión de la Alcaldesa y ahora, tras cumplirse los tres años, se da un hecho histórico de desaprobación hacia una autoridad de El Alto, con el 85% de rechazo.
En toda su gestión, Chapetón no dudó en politizar los conflictos y dirigirlos contra el Gobierno, por ejemplo, el rechazo al Código Penal, el rechazo a la repostulación de Evo Morales, el 21 de febrero, y con su última participación en el conflicto de la Universidad Pública de El Alto (UPEA) ocasionó un profundo rechazo de la población a sus afanes políticos y oportunistas, con lo que acentuó la salida de Unidad Nacional de El Alto.