Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 24 de junio de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Constitución / Personería jurídica
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La nueva militancia masista
Hace algunas semanas, el Movimiento Al Socialismo (MAS) decidió pedir 80.000 libros al Tribunal Supremo Electoral (TSE) para el registro de sus militantes. El objetivo de dicho pedido, según el MAS, es superar los más de un millón de militantes registrados y de esa manera engrosar sus filas.
A primera vista, parecía una muestra más de soberbia del partido de Gobierno, ya que todas las encuestas le dan al menos 20% de adhesión de la población boliviana, lo cual significa que no tiene nada que demostrar en términos de acumulación de capital político para llegar a las elecciones generales de 2019 y subnacionales de 2020.
Hace unos días el TSE presentó el proyecto de Ley de Organizaciones Políticas que plantea varias novedades, entre las cuales se encuentra la posibilidad de que todas las organizaciones políticas de manera obligatoria realicen primarias, utilizando además su propio padrón de militantes. La administración de dichas primarias estarían encargadas al Tribunal Supremo Electoral y sus resultados serían vinculantes.
En ese sentido y si la Ley de Organizaciones Políticas se aprueba sin modificaciones en ese aspecto en la Asamblea Legislativa Plurinacional, todas las organizaciones políticas, incluyendo al MAS, deberían ser parte de un proceso de elecciones “primarias” dentro de sus propios partidos o bien en las alianzas que pudieran gestarse en el marco de las elecciones generales de octubre 2019. Esto también quiere decir que todos los militantes inscritos en el MAS deberían votar por su candidato a la Presidencia y a la Vicepresidencia, resultado que, reitero, sería vinculante.
En el hipotético pero casi seguro caso de que la mayoría de la militancia masista vote por Evo Morales como candidato del MAS a la Presidencia, el resultado sería vinculante y de cumplimento obligatorio, lo cual serviría para deslegitimar las reivindicaciones del 21 de febrero o bien tratar de legalizar lo constitucionalmente ilegal, estableciendo que, aproximadamente, un millón de militantes masistas decidieron democráticamente que Morales se repostule.
Una jugada magistral en el ajedrez político boliviano seguramente inspirada por el partido de gobierno sin que los actuales vocales del TSE se den cuenta. Aunque parezca ingenuo, me niego rotundamente a creer que las autoridades del Tribunal Electoral hayan sido parte de este juego y, por lo tanto, creo que todavía existe la esperanza para la democracia boliviana de que tomen alguna acción al respecto.
Lo adecuado sería que al convocar a elecciones primarias, los vocales se pronuncien respecto a la ilegal repostulación de Evo Morales, demostrando que el TSE es una institución del Estado objetiva e independiente.
Lo que no debería ocurrir es que el TSE legitime los resultados de las primarias del MAS, porque le estarían dando la estocada final a la democracia boliviana, habiendo sido finalmente cooptados por el Gobierno central, al igual que los otros órganos del Estado.
Jorge Dulón Fernández es administrador público y cientista político.