No hay mentira que perdure en el tiempo y eso ocurre actualmente cuando la expresidenta del régimen de facto salió a declarar ante la Fiscalía acerca de los hechos ocurridos antes de que ella asuma mediante el golpe de Estado la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia.

Añez declaró en el caso que se le sigue por los delitos de terrorismo, sedición, conspiración en el grado de complicidad y develó muchos de los actos que el pueblo boliviano no conocía y derivaron en el Golpe de Estado gestado por un grupo de políticos que no tenían el poder y menos la autoridad para definir el futuro del país.

La exsenadora confirmó lo que el periódico Ahora El Pueblo develaba, y señalaba a Carlos Mesa como el artífice del Golpe de Estado, en el cual gestó la renuncia del expresidente Evo Morales, la anulación de las elecciones de 2019 e imponer a Añez como presidenta, rompiendo la sucesión constitucional del país.

Pero Jeanine Añez no sólo confirmó la participación activa de Mesa, sino también desenmascaró a muchos de los que se decían demócratas y actuaron con personajes oscuros pegados a los hechos de violencia que se generaron en el primer golpe de Estado del siglo.

Actualmente, todos los integrantes del golpe de Estado se olvidaron de quien era Jeanine Añez y empiezan a contar partes del rompecabezas que se va armando y que destierra completamente el cuento fantasioso del fraude.

“No la conocía antes de nuestra primera reunión”, dijo Marco Pumari, expresidente del Comité Cívico de Potosí, que tras los hechos golpistas tuvo una serie de entredichos con su compañero de fórmula Luis Fernando Camacho.

Similar posición tuvo la excanciller Karen Longaric, que no declaró ante la justicia por estar fuera del país, pero indicó que conoció a la presidenta de facto Jeanine Añez, demostrando que los involucrados en el golpe ya tenían sus cuotas de poder antes de elegir al o la presidenta de Bolivia.

Estas declaraciones de la presidenta de facto demuestran que los políticos como Carlos Mesa no tenían posibilidades de ganar las elecciones nacionales y prepararon el camino de la toma del poder mediante el golpe de Estado y para eso trabajaron a nivel nacional e internacionales con actores políticos que no tenían la autoridad suficiente para definir el futuro del país.

Según las declaraciones de Añez, Mesa no quiso la sucesión constitucional, Ricardo Paz la llamó para ofrecerle la presidencia, Camacho la esperó en un lujoso hotel para negociar las cuotas de poder, Jorge Quiroga ordenó el aterrizaje del avión mexicano para sacar al expresidente de Bolivia, Doria Medina apadrinó a Murillo y así se repartieron el poder.

La información que proporcionó de manera voluntaria la expresidenta de facto hizo que otros exministros declaren y sigan destapando más las irregularidades que se presentaron antes y durante el gobierno de facto de Jeanine Añez.

Este cuento no se termina, este cuento tendrá una segunda parte, donde saldrán a la luz todas las cuotas de poder que se repartieron los cívicos y políticos que vieron una luz para volver al poder.