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Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 14 de junio de 2021
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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El 8 de junio, la expresidenta Jeanine Añez dio una amplia declaración ante la Fiscalía, que se ve reflejada en un documento de 18 páginas, en el marco del proceso por el denominado “golpe de Estado”, que le sigue el gobierno de Luis Arce.
En la citada declaración, Añez cuenta que, hasta el 10 de noviembre, fecha en la que renunció Evo Morales a la Presidencia, ella se encontraba en Trinidad y que se informaba de los hechos a través de los medios. Pese a eso, hace un relato de los sucesos hasta esa fecha, basado, según menciona, en el libro de crónicas periodísticas La revolución de las pititas, elaborado por periodistas de Página Siete.
Por tanto, queda claro que en su ausencia se realizaron las reuniones de pacificación de la Universidad Católica, en las que participaron diversos actores políticos, entre ellos, las representantes del MAS, además de la Iglesia, la Unión Europea y otros actores. Los acusadores sostienen que en esas reuniones se tramó el supuesto golpe de Estado, pese a que es ya por todos conocido que allá se estaba buscando una salida constitucional a la crisis luego del vacío de poder generado por la renuncia de toda la cadena sucesoria. Esas reuniones, además, se realizaron en un contexto de una violencia desbordada y de la zozobra de la ciudadanía.
El relato testimonial de Añez empieza haciendo referencia al 10 de noviembre, en el momento en que recibe una llamada desde una de esas reuniones. Ella dice que quien le habló fue el exestratega de Comunidad Ciudadana, Ricardo Paz, quien le comentó sobre la posibilidad de que ella asuma el mando en el marco de la sucesión constitucional, pues era la primera vicepresidenta del Senado.
Añez relata que al día siguiente tomó un vuelo comercial a La Paz, que se reunió en el hotel Casa Grande con los cívicos Luis Fernando Camacho y Marco Pumari, quienes le explicaron que eran miembros de un movimiento cívico y que querían una solución constitucional a la crisis.
Luego, Añez se dirige a la Asamblea para reunirse con sus colegas, de donde tiene que salir disfrazada junto a sus hijos. Posteriormente es llevada a la Academia de Policías, de donde llama al comandante de las FFAA, Williams Kaliman, para pedirle que pacifique el país. Según su relato, Kaliman le contestó de manera grosera que sólo podría darle órdenes cuando fuera presidenta, procediendo luego a colgar el teléfono. El dato no es menor, pues la acusación indica que hubo un golpe de Estado producto del pedido de renuncia de Kaliman a Evo Morales. ¿Cómo puede ser posible entonces que Kaliman ni siquiera tome una llamada de Añez?
La expresidenta cuenta que tuvo que dormir aquella noche en la casa de una policía, debido a la situación de violencia en la que estaba sumida La Paz. Al día siguiente, según los acuerdos logrados en la Universidad Católica, debía celebrarse la sesión en la Asamblea Legislativa para nombrar a Añez en la presidencia transitoria. Sin embargo, Salvatierra dio la orden de que los legisladores de su partido no asistan, relata la expresidenta.
Como la renuncia de Adriana Salvatierra a la presidencia del Senado y la de Víctor Borda a Diputados se conocieron de manera pública, Añez asume la presidencia del Senado y, luego, por sucesión constitucional, la presidencia del Estado, avalada, además, por un comunicado del Tribunal Constitucional.
Añez, en la primera parte de su relato, basada en el libro La revolución de las pititas, porque ella aún no se encontraba en La Paz, dice que, en una reunión celebrada en la editorial Plural, de la que participaron Manuel Canelas y Adriana Salvatierra, José Antonio Quiroga preguntó vía teléfono a Carlos Mesa si aceptaría la sucesión en favor de Salvatierra y la respuesta habría sido que la ciudadanía no aceptaría esa situación y que las protestas continuarían. Luego aclara, siempre siguiendo el relato bibliográfico, que Mesa no aceptaría que cualquier otro senador asumiera el cargo porque “la sucesión debería ser constitucional”.
Pese a que el MAS trata de endilgar a Mesa una responsabilidad por el supuesto golpe inexistente, lo cierto es que el expresidente estaba buscando una salida constitucional a la crisis.
Como se puede ver en el relato de los hechos, los líderes de la protesta, los dirigentes políticos y la misma Añez trataron de llenar el vacío de poder dejado de manera irresponsable por el MAS y lo hicieron en el marco de la Constitución.