Medio: ERBOL
Fecha de la publicación: domingo 23 de mayo de 2021
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Otros
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Es la frase típica de las películas de piratas, al momento en que inician el asalto y abordan el otro barco para apropiarse del apreciado botín. Siempre recuerdo a los piratas y hago referencia al Estado botín, cuando vemos las actitudes de algun@s polític@s que dejan claro que, la organización de los partidos, de las campañas y de las elecciones, tiene por principal -y a veces por único objetivo-, el tomar el botín al que tienen acceso a través de un cargo público.
Max Weber definía a los partidos políticos como organizaciones patrocinadoras de cargos que buscan llevar al líder al puesto de decisión para que luego reparta los cargos entre su séquito. Parece una definición hecha para nuestro país, pero desgraciadamente, aplica a todas partes.
Los partidos se han convertido en maquinarias electorales para llevar a sus cuadros a cargos públicos para que luego acomoden a sus “cuadros” o para acceder a contratos del Estado con empresas de sus “palos blancos”, acomoden a los parientes y ahijados, etc., pero el problema no es exclusivo de los partidos, es de la sociedad.
La gente crea siglas y luego las negocia, las presta, las alquila o simplemente las cede a algún caudillo con aspiraciones, para pedir a cambio, generalmente lugares en franja en la lista para acceder a cargos públicos. Suelen ser los mismos dueños de la sigla y sus parientes, ya que por sí mismos no obtendrían votos suficientes. Nadie los conoce o tienen imagen negativa. Pero los parientes aceptan los cargos y luego hacen negocio.
Llegan al cargo, averiguan el presupuesto y “a la carga”, por ejemplo, contratan personal por 3.000 Bs. cuando el salario es de 5.000 Bs., el funcionario contratado cobra el sueldo y religiosamente, le entrega 2.000 Bs mensuales a quien le hizo el favor de darle trabajo, este o no capacitado para cumplir con los requerimientos de dicho trabajo. Triste.
Triste para el funcionario que le roban el sueldo, triste para el corrupto que se vuelve un delincuente y se jode el resto de la vida, triste para el aparato público que tiene autoridades y funcionarios mediocres y triste para los ciudadanos que aportan recursos al Estado para que esta maquinaria funcione ¡Y hasta gastamos recursos en los procesos electorales!
Claro, no son tod@s. Hay excepciones. Hay hombres y mujeres que entran en la política con verdadera voluntad de aportar al país, luego adentro les dan arcadas y deciden hacer lo que pueden en un entorno de corrupción y complicidades. Algun@s arman lío y luego son acosad@s por eso. Otr@s prefieren mirar al costado, pero al menos no caen en la podredumbre. Pero lo común es eso. En cualquier lugar del Estado.
Volví a recordar a los piratas después de las elecciones subnacionales, y mucho más después de la segunda vuelta y los líos en La Paz, entre Santos Quispe y Leopoldo Chui. Denuncias van, denuncias vienen. Probablemente Chui dio la sigla a cambio del 30% de pegas de la gobernación. Con Acuerdo Notariado. Si hay documento, ambos están jodidos, negociaron cargos públicos. Pero acuerdo o no, es así como me imagino la cosa: Te doy sigla a cambio de pegas. Muchas pegas pides, rompo el acuerdo.
¿Cuántas pegas es razonable negociar? Un pajarito que no es el Chávez que habla con Maduro, me dijo que, a Luis Arce, los “movimientos” del MAS le pidieron 10.000 pegas. No pongo las manos al fuego por el pajarito, también era bien azulito.
Se llama concepción patrimonialista del Estado. Llegan a un carguito y creen que los bienes públicos son su propiedad.