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¿Así que nueva ley de partidos?

Medio: El País

Fecha de la publicación: viernes 22 de junio de 2018

Categoría: Legislación electoral

Subcategoría: Leyes nacionales y decretos reglamentarios

Dirección Web: Visitar Sitio Web

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El Tribunal Supremo Electoral ha hecho saber que está elaborando una nueva ley de organizaciones políticas —es decir los partidos políticos de siempre, no hay novedad alguna— cuya principal preocupación parece centrarse en el tipo de sanciones a dirigentes eventualmente infractores… En general es una ley aburridísima y que casi no cambia nada de la legislación vigente, pero la preocupación del Tribunal Electoral nos lleva a proponer una reflexión sobre los partidos políticos como tales y a proponer cambios de verdad para el funciona­miento de nuestra supuesta democracia.


Contenido

¿Así que nueva ley de partidos?


El Tribunal Supremo Electoral ha hecho saber que está elaborando una nueva ley de organizaciones políticas —es decir los partidos políticos de siempre, no hay novedad alguna— cuya principal preocupación parece centrarse en el tipo de sanciones a dirigentes eventualmente infractores… En general es una ley aburridísima y que casi no cambia nada de la legislación vigente, pero la preocupación del Tribunal Electoral nos lleva a proponer una reflexión sobre los partidos políticos como tales y a proponer cambios de verdad para el funciona­miento de nuestra supuesta democracia.

Para empezar me atrevo a afirmar que los partidos políticos son en realidad la tumba de la democracia, si entendemos por tal —de acuerdo a su contenido semántico— el gobierno del pueblo. Empecemos por preguntarnos cuál es el factor que dificulta que el pueblo —la gente, los ciudadanos y ciudadanas— tenga auténtica libertad de auto-organización y de funcionamiento. Ese factor es evidentemente el Estado, ese enorme aparato que convierte a los sujetos políticos en meros objetos condenados a obedecer leyes, normas y supuestos principios en cuya formulación no han participado; a pagar impuestos y multas por razones que no conocen y con objetivos que nunca han sido sometidos a consulta popular. A estas alturas está claro que el Estado —que además es un invento del patriarcado y nunca ha dejado de ser consecuentemente patriarcal— es esencialmente deshumanizante, y que mientras haya Estado no habrá bienestar humano generalizado ni convivencia realmente democrática.

Ahora bien, ateniéndonos a la definición del viejo Lenin (que sabía lo que decía), el partido es el embrión del futuro Estado, por tanto lleva la carga genética del Estado, con todo lo que tiene de deshumanizante. Evidentemente hay partidos que plantean horizontes diferentes y aparentemente humanizantes y prometedores, pero la historia nos muestra que cuando dichos partidos llegan al poder son siempre factores de reforzamiento del Estado tal como siempre lo hemos conocido (y si alguien sabe de una excepción, por favor que la divulgue).
Por supuesto el Estado es hoy un mal inevitable y no podemos hacernos ilusiones acerca de su desaparición a corto ni mediano plazo. Por tanto no escribo estas líneas desde una posición que podría calificarse de anarquismo dogmático, sino de algo así como un anarquismo dialéctico (tal como creo que cabría calificar por ej. el pensamiento de Noam Chomsky). Es decir, tendríamos que fijarnos como horizonte la consigna de “cada vez más sociedad y menos Estado”. Y no me estoy inventando nada, ésa fue en los hechos la consigna de la Guerra del Agua (el año 2000) en Cochabamba, y no dejó de estar presente en todo el proceso de renovación política que llevó a la elección de Evo Morales. Y ojo, eso que hoy se llama “Movimiento al Socialismo” (y que es un partido como cualquier otro) se fundó no como partido sino como “instrumento político para la soberanía de los pueblos”, por tanto en la línea antes mencionada. Y al cumplir más de 12 años de ejercicio del poder, prescinde cada vez más de los pueblos y de su supuesta soberanía, como prescinde de la opinión de la población y de todo lo que realmente pueda llamase demo-cracia… Lo mismo que pasó en Bolivia con el viejo MNR (el del 52), y en muchos países con sus partidos comunistas (a estas alturas está claro que “comunista” y “partido” son conceptos incompatibles).

Por tanto, compañeras y compañeros del TSE, ustedes que han demostrado ser inteligente y tener criterios propios ¿no podrían esforzarse por inventar nuevas formas democráticas y nuevos procedimientos de designación de autoridades que prescindan de los partidos y puedan apuntar a la mencionada meta de “cada vez más sociedad y menos Estado”? Sería un esfuerzo digno de su cargo y que los haría inolvidables, ¿no lo creen? Ya pues, no nos decepcionen…