Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 05 de mayo de 2021
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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Es extraño que durante la gestión que más debió haber hecho para reivindicar la figura del indio, éste haya sido mayormente estigmatizado como corrupto, indecoroso y poco digno de confianza.
El MAS llegó al gobierno en la cresta de la ola culturalista que falseó la identidad indígena. Se especuló sobre saberes alternos, cualidades intrínsecas, prácticas herméticas para redimir las sociedades humanas. Cuando así se discurre y se intentan experimentos sociales sobre esas tergiversaciones, las consecuencias serán desastrosas para unos… aunque felices para otros.
Resultarán perdedores los indígenas, hundidos en la niebla de discursos vacíos pero zalameros. Distraídas sus élites pensadoras en absurdas disquisiciones, confundidos sus elementos dirigentes por el halago fácil y artificial, se aprovecharon de esta situación grupillos que remozaron los esquemas de dominio colonialistas.
No se deben olvidar lustros en los que el ambiente político y la academia, por los preceptos de ONG y de organismos internacionales, estuvo impregnado de directrices como el suma qamaña, la justicia comunitaria, las autonomías indígenas, el saber ancestral, la cosmovisión andina…
Sin embargo, esa cáscara ideológica malamente recubría la miseria social y material que sí es característica de una situación colonial. ¡Y las discordancias se hicieron sentir, justamente, al interior del gobernante MAS!
De manera temprana empezó la cacería de brujas al interior del partido gobernante. ¡Lo curioso es que los corruptos, inmorales e indecentes que habrían de caer eran miembros de los pueblos que se los presentaba como excelsos, eminentes, más allá del bien y del mal!
Citemos algunos casos: En noviembre de 2007 Abel Mamani, ministro de Agua en el primer gobierno de Evo Morales, fue destituido, luego de que se difundieran fotografías íntimas y escabrosas de la autoridad junto a una joven desnuda.
Faltando apenas semanas para las elecciones subnacionales de 2010, Félix Patzi, candidato a gobernador en La Paz por el MAS, fue arrestado por la Policía Boliviana cuando conducía su automóvil en estado de ebriedad. Patzi habría tratado de burlar a la autoridad policial dándose a la fuga. Al final, fue capturado y llevado a celdas policiales. Sin hacer caso de los pedidos de clemencia, Félix Patzi fue relevado de su candidatura.
En enero 2012 Santos Ramírez, considerado el “hombre fuerte” del gobierno de Evo Morales, es sentenciado a 12 años de cárcel en el proceso de corrupción entre Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) con la empresa Catler Uniservice. Ese caso contempló la muerte de un empresario, a quien arrebataron medio millón de dólares.
En febrero de 2015 se destapó la corrupción en el Fondo Indígena, en la que se habría malversado 1.032 proyectos, implicando el despilfarro y desfalco de 182.709.869 dólares. El Fondo Indígena obedecía a la candidez de confiar la administración de recursos importantes destinados al fortalecimiento comunitario a un directorio integrado exclusivamente por organizaciones indígenas afines al MAS.
Pero la desfachatez que el Estado descubre en los indígenas de su gobierno no es cosa del pasado. En abril de este año la Policía detuvo al ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Edwin Characayo Villegas, cuando recibía un soborno de 20.000 dólares como parte de una coima de 380.000 dólares por favorecer a un sector con un proceso de saneamiento, titulación y entrega de tierras.
La estructura ideológica de un discurso (lo que se denomina como pachamamismo) se desmorona. El MAS perdió la oportunidad histórica descolonizadora al sumirse en peroratas encubridoras del mal social de nuestro país; al no favorecer un verdadero empoderamiento indígena, consolidó el mal funcionamiento estatal fortificando una casta parasitaria que solo puede medrar manteniendo los males que hay que erradicar.
Las cosas han cambiado desde el 2005 hasta ahora. El MAS ya no es la referencia exclusiva de los indígenas, lo demuestra la emergencia de Eva Copa y de Santos Quispe. Sin embargo, cualquier nueva emergencia caerá en los abismos del pasado si no remoza y renueva lo que debe ser realmente la descolonización.
Pedro Portugal Mollinedo es fundador de Pukara, autor de ensayos y estudios sobre los pueblos indígenas de Bolivia.