Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: jueves 22 de abril de 2021
Categoría: Organizaciones Políticas
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El jefe del MAS, Evo Morales, ha anunciado una purga interna para deshacerse de los renovadores de su partido que están dentro del gobierno de Luis Arce y de las estructuras de su partido. Esa, según dice, es la principal conclusión de la reunión de evaluación de la derrota electoral en la segunda vuelta de las gobernaciones.
Lo lógico y coherente sería que el expresidente exprese al menos un miligramo de autocrítica tomando en cuenta que las voces que lo señalan a él como el responsable del pobre desempeño electoral del MAS se están convirtiendo en un coro fuerte y sólido. Sin embargo, lejos de asumir con humildad los pedidos de renovación, el expresidente saca a relucir su carácter autoritario y amenaza a sus compañeros con depurarlos.
La táctica del amedrentamiento fue aplicada por Morales y su entorno durante la campaña de la segunda vuelta, apresando a la expresidenta Jeanine Añez y a algunos de sus colaboradores, y justamente eso es lo que rechazaron los electores en las urnas. Pero, el expresidente no parece haber aprendido la lección y recurre a la misma estrategia ahora en su partido.
La purga, en términos políticos, se refiere a la expulsión de los elementos nocivos de determinada estructura. En el caso del MAS, está claro que los elementos nocivos no son los renovadores, sino el ala dura del partido representada por Evo Morales y Juan Ramón Quintana, quienes influyen (si es que no toman decisiones directamente) en el gobierno de Luis Arce.
Entonces, si existiera una purga real y beneficiosa para el partido de gobierno, ésta tendría que terminar con la expulsión de Morales y sus exministros, pero está claro que eso no sucederá y que, por el contrario, todos aquellos que piden renovación tendrán que callar o serán expulsados.
No es la primera vez que hay pedidos de cambio dentro del partido de Evo Morales y tampoco es la primera vez que las decisiones del jefe se imponen. El MAS ya ha perdido a varios de sus cuadros debido al verticalismo con el que se toman las decisiones. Producto de ello, varios disidentes ganaron las elecciones regionales con otras siglas partidarias, entre ellos Eva Copa, Damián Condori, Alejandro Unzueta, Regis Richter y Ana Lucía Reis.
Frente a estos liderazgos, Morales no tuvo mejor idea que tratar de enlodarlos. Sobre Copa y Condori dijo que son traidores porque se reunieron con el conservador Luis Fernando Camacho en Tarija, pero lo que hubo allá fue únicamente una coincidencia de autoridades electas en los comicios regionales. Agregó que allegados de Copa conversaron con gente de Manfred Reyes Villa para planificar una candidatura conjunta el 2025. La alcaldesa electa de El Alto negó ambos extremos y dijo que el traidor es Morales por haber huido en 2019 abandonando a su pueblo.
ero, la estrategia de MAS por quitarse del camino a eventuales contendores fue mucho más allá al indicar que los candidatos de Beni fueron financiados por el narcotráfico, sin presentar ninguna prueba al respecto. En la misma línea, el exministro de Gobierno Carlos Romero dijo que el Estado ha sido rebasado en aquel departamento, donde los narcos financian candidatos.
Como se puede ver, el jefe del MAS no está para seducir militantes, está para disciplinarlos. En esa línea, ya se anuncian intentos de cambiar el estatuto del MAS para acallar las voces críticas.
Analistas y disidentes del partido de Gobierno consideran que toda esta estrategia está orientada a garantizar la candidatura de Evo Morales para las próximas elecciones. Morales no se resigna a perder el poder y desde el mismo instante en que regresó al país empezó a trabajar para recuperarlo. Y, si en el camino debe pisotear a compañeros, militantes y hasta a los dirigentes sociales que hasta hace poco eran sus incondicionales alfiles, no dudará en hacerlo. Está empezando por los disidentes y por los renovadores.
La mala noticia para el país es que el presidente Luis Arce, en vez de unirse a los renovadores, se ha convertido en una ficha clave de la estrategia de Morales.