Medio: Opinión
Fecha de la publicación: martes 19 de junio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia directa y participativa
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
El proyecto, que había sido presentado
ante el Senado el 8 de marzo de 2016, prometía un atisbo de
modernización en la cultura política andocéntrica del país.
Dos
años después, también el Día Internacional de la Mujer, la Cámara Alta
aprovechó el simbolismo de la fecha y el impulso feminista que se
apoderó de las calles de todo el mundo para tratar ese proyecto de ley.
El
debate no estuvo exento de detractores que se opusieron a su
aprobación, con argumentos como que las listas cremalleras, las que
intercalan hombres y mujeres, nunca permitirían el desbloqueo de listas
sábanas, como se conoce a las candidaturas cerradas en las que se elige
en bloque.
A pesar de la negativa de algunos senadores, la Cámara
Alta aprobó el proyecto de ley de paridad democrática, aunque con
modificaciones, lo que no impidió la celebración por parte de los grupos
de mujeres que durante años habían trabajado por impulsar la normativa.
Tras
los festejos, las marchas y la atmósfera morada que tiñó el país esos
días, el proyecto quedó a la espera de que Diputados incluyera su
tratamiento en el orden del día.
La fecha se demoró hasta el 2 de mayo, aunque ese día tampoco hubo suerte y la Cámara postergó la votación hasta el 6 de junio.
Esa
sesión tampoco fue la definitiva debido a la falta de quórum que se
produjo cuando los diputados del Partido Liberal abandonaron la sala.
Finalmente,
a la tercera fue la vencida y martes pasado los diputados hablaron de
igualdad desde sus escaños para aprobar una ley de paridad sin paridad,
al eliminar el artículo que incluía una cuota del 50 por ciento de
mujeres en las listas electorales internas de los partidos políticos.
Se
aprobó por tanto un proyecto que negaba la paridad democrática, pero
reconocía la inequidad entre hombres y mujeres y los obstáculos que
encontraban estas para acceder a la política.
Así, los diputados
respaldaron que se destinen fondos para financiar campañas de
concienciación sobre la participación política de las mujeres.
Además
de esa sensible modificación, algunos diputados abundaron en opiniones
personales y religiosas, sosteniendo que la paridad democrática abre la
puerta al matrimonio igualitario y al aborto, dos cuestiones tabú para
buena parte de la sociedad paraguaya.
La fundadora del partido feminista Kuña Pyrenda, Lilian Soto, manifestó que la decisión de la Cámara de Diputados
"mutiló" la esencia de ley. "Sencillamente creo que se trata de un
proceso de empantanar más el proyecto", sostuvo Soto, quien percibe que
"la posición general de los antiderechos es crear temor en las personas
conservadoras", al mezclar la participación política femenina con los
derechos LGTB o el aborto.
Tomado de la agencia EFE