Medio: El Día
Fecha de la publicación: jueves 22 de abril de 2021
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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Tras el fracaso en las elecciones subnacionales, debido a la imposición de candidatos mediante el dedo acusador y selectivo del “gran hermano Evo cocalero Morales”, el jerarca que impone y supuestamente no se equivoca, ni siquiera cuando viola la Constitución, ahora el masismo es víctima de sus propios errores y de la ambición del iluminado. Desde el fatídico día 11 de abril 2021, todo es confrontación interna y distracción.
Confrontación porque los sectores que apoyaron para que Arce Catacora sea presidente, ahora exigen sus cuotas de poder. Los acuerdos hay que cumplirlos señores. Libar las mieles del poder tiene un precio y hay que pagarlo. Ese precio es alto para las arcas del Estado, pero compromisos son compromisos. Sigan esquilmando la poca lana que queda. Para eso han nacionalizado empresas. Ese ha sido su único logro como populistas del siglo XXI, agrandar el Estado para redistribuir los recursos entre sus huestes y esparcir la corrupción.
Distracción, porque cual héroes de pacotilla, dicen haber desmantelado una red criminal y gigante de corrupción. Fruto de tan arriesgada hazaña, tienen otro trofeo en la cárcel. Esta vez se trata del exministro de Desarrollo Rural y Tierras, el indígena Edwin Characayo, a quien dicen haberle pillado in fraganti con 20 mil dólares en las manos. Los "moralistas anticorrupción“ sostienen que el monto final del negociado hubiera sido 380 mil verdes. Una bicoca para los cacos no indígenas, que en 14 años desfalcaron y dilapidaron millones de millones, pero andan sueltos. ¡Vaya gobierno de, y para, los indígenas!
Ahora, el gran hermano Evo cocalero está furioso contra todos los que se atrevieron a criticar su actitud autoritaria. Su dedo es sagrado para imponer y delinquir con menores de edad, y ¡ay de aquel que se atreva a cuestionarle! ¡A temblar rotos, digo masistas! que el jerarca ha pedido "purgar“ a todos aquellos osados que contravinieron a sus caprichos. Él dice que se trata de infiltrados de la derecha que se metieron al Gobierno. Ojalá la purga a la que se refiere, sea con leche de magnesio, esa que se usa como purgante, para que sus secuaces se desparasiten de la podredumbre que llevan dentro.
Por otro lado, el paramilitar gris y lleno de moho Ramón Quintana, ese cobarde que se escondió en la embajada mexicana después de cometer el fraude en 2019. El exalumno de la Escuela de las Américas, institución creada para hacer desaparecer a los izquierdistas; y ahora convertido en un populista dogmático del siglo XXI, hace unos días ha salido en defensa del gran hermano Evo, para estrellarse contra los que piden renovación en las filas del masismo. Su argumento es: ¿Que ejército en el mundo prescinde de sus mejores soldados? ¿Que ejército del mundo prescinde de sus generales que han librado 5, 10, 15 batallas? ¿Que ejército del mundo manda a la jubilación a sus mejores generales? No hay donde perderse, el masismo está en guerra interna. Se están mordiendo la cola entre ellos.
Por ahí también apareció el Baldor García Linera, matemático impostor especializado en asaltos a remesas universitarias y manipulación racista de masas. Por estos lares leí un texto mal hilvanado sobre el susodicho, donde se le considera uno de los intelectuales más influyentes de Latinoamérica. En Bolivia no pasa de ser un personaje de memes graciosos en ese sentido. Con todo, esta vez se exhibió para exigir que se impongan más impuestos al sector de los agronegocios en Santa Cruz. Durante su reinado de 14 años, no abrió la boca en ese sentido; pero sí montó el asalto al hotel Las Américas donde se acribilló gente inocente, a quienes tildaron de terroristas que querían acabar con la vida del gran hermano Evo cocalero.
Para cerrar con broche de oro. El cocalero sigue empecinado buscando culpables para justificar su fracaso como jefe de campaña, no acepta sus propios errores. Fiel a su estilo, salió una vez más con acusaciones falsas contra Eva Copa y la tildó de traidora. Copa es masista, fue expresidenta del Senado durante el gobierno de transición, pero descalificada por el dedo acusador del cocalero. Eva surge surge de las bases y le hace sombra al mandamás. Ella arrasó y enterró al masismo en las elecciones del 7 de marzo y ha sido elegida alcaldesa de El Alto. Su candidatura fue apoyada por la agrupación Jallalla, después del rechazo del "jefe de campaña autoritario".
La supuesta traidora se habría reunido con la derecha para postularse a la presidencia en 2025. ¡Una osada que quiere disputarle la silla al caudillo! La respuesta de Eva Copa ha sido de antología: "Evo Morales, con la valentía de una mujer, le conmino a probar sus acusaciones. Usted es un político mentiroso, y si hablamos de traidores, traidor es aquel que huye y deja indefenso y abandonado a su pueblo". Nadie tiene duda alguna al respecto. El cocalero después de cometer el fraude monumental para tratar de perpetuarse en el poder, huyó cobardemente a México y de allí a Argentina.
Estamos frente a los últimos pataleos del masismo; por lo menos de ese que ha sido secuestrado por una élite de pillos maledicentes. Como todo en la vida, lo viejo se deshecha por desgastado, lleno de polvo, y porque huele a rancio. En política no es diferente. El supuesto enemigo del masismo no viene, ni vino nunca de fuera, está y estuvo dentro. El enemigo son ellos mismos. Son bomberos que se pisan la manguera entre ellos.