Medio: El Potosí
Fecha de la publicación: viernes 15 de junio de 2018
Categoría: Legislación electoral
Subcategoría: Leyes nacionales y decretos reglamentarios
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Educar en vez de financiar
El Órgano Electoral Plurinacional (OEP) ha hecho público el contenido íntegro del proyecto de Ley de Organizaciones Políticas que, según se informa, ya fue consensuado con el Órgano Legislativo; es decir, se habría viabilizado su aprobación en ese poder del Estado.
Se trata de un proyecto con aspectos positivos como su carácter inclusivo. Cuando se convierta en ley, las organizaciones políticas deberán demostrar que se manejan con equidad de género y generacional, además de que se sancionará los casos de acoso y violencia política.
No obstante, el fondo cuestionable de la propuesta es la obligatoriedad que asumirá el Estado, a partir de su promulgación, de financiar las actividades de las organizaciones políticas.
El artículo 69 del proyecto señala que “con el propósito de garantizar el pluralismo político, condiciones de mayor igualdad en la competencia electoral y mecanismos de transparencia y rendición de cuentas, el modelo adoptado en el Estado Plurinacional de Bolivia para las organizaciones políticas es mixto, constituido por financiamiento privado con restricciones y fortalecimiento público”.
El “fortalecimiento público”, que es el que más interesa a los ciudadanos, “consiste en subvenciones indirectas para el acceso a propaganda en medios de comunicación e impresos en elecciones generales y elecciones subnacionales (períodos electorales); y para la formación y capacitación de la dirigencia y militancia de las organizaciones políticas en años no electorales”.
Como se ve, con el rótulo de “subvenciones indirectas” se asignará una parte del presupuesto asignado a los procesos electorales —el proyecto habla de un 20 por ciento— a las organizaciones políticas no solo para sus gastos de publicidad y propaganda sino también para sus elecciones internas —las denominadas “primarias”— y hasta para la capacitación de sus dirigentes y militantes.
Son demasiadas ventajas para el sector de la sociedad que, lejos de trabajar por el engrandecimiento del país, como es su obligación, es el que más daño le ha causado.
Si la política es la ciencia y arte que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los Estados, quienes la practican deberían hacerlo con un nivel científico e, incluso, artístico. Eso significa que los políticos deberían ser personas con suficientes conocimientos como para manejar un Estado y tener una habilidad tal que logren contentar a la mayoría de los gobernados, ya que es imposible agradar a todos.
Sin embargo, los políticos bolivianos, al igual que los de la mayoría de los países, no necesariamente son personas instruidas porque los conocimientos no son tan importantes como el manejo de masas y de importantes bolsones de votantes. No les preocupa contentar a la mayoría porque su primera preocupación es su organización política.
Los políticos deberían ser personas éticas y honestas pero, en lugar de eso, la mayoría son potenciales corruptos que buscan llegar al poder con el propósito de obtener beneficios económicos. La ideología ha pasado a segundo plano porque los hechos demuestran que sus diferencias son de forma. En el fondo, todos son lo mismo y lo demuestran cuando llegan al poder.
Las izquierdas y derechas no existen. Una vez en el poder, los izquierdistas son capaces de hacer lo mismo de que los derechistas, y viceversa. La mayor prueba de ello es el Movimiento Al Socialismo.
Pues bien… esas son las organizaciones políticas a las que literalmente tendremos que mantener cuando se apruebe el proyecto presentado por el OEP.
Los políticos bolivianos no están preparados para una ley en ese sentido. Lo que se tendría que hacer primero es educarlos, concienciarlos de asumir su verdadero papel en la sociedad, y luego recién se vería la conveniencia de financiarles.