Medio: El Día
Fecha de la publicación: viernes 19 de marzo de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
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Estamos hablando de las regiones y ciudades más importantes del país, las más pobladas y con la mayor porción de bolivianos comprometidos con la modernización, el estado de derecho y otros valores que se necesitan para conseguir el desarrollo y la prosperidad del país.
La gente que ha votado por esos líderes representa la antítesis de lo que hace el MAS con el poder, es decir, destruir la institucionalidad, fomentar la corrupción, rehuir de las políticas públicas en el campo social y económico y especialmente, erosionar la democracia.
Nadie puede negar que cada uno tiene sus valores y su identidad política, pero ninguno de ellos puede desconocer que su ascenso ha sido posible por la unidad del voto en contra del MAS, en defensa de la democracia y por el rechazo contundente a los métodos que emplea el régimen nacional para aniquilar a sus adversarios. Ellos se deben al anhelo ciudadano de construir un país libre, alejado de la dictadura, de los abusos y del atropello a las leyes que ejecuta el MAS desde 2006.
Eso ya ocurrió en el pasado. En estos 15 años, el voto ha favorecido a líderes opositores que lamentablemente traicionaron los deseos de quienes los eligieron. El MAS los dividió, los llevó a su redil, los convirtió en sus cómplices y de esa manera consiguió mantener un poder hegemónico que de a poco se convierte en una tiranía que, de consolidarse, no dejará a salvo a nadie.
Es verdad que el MAS juega sucio, que utiliza el chantaje, la amenaza y la criminalización de la política, pero eso es poco en comparación con lo que nos espera a todos si otra vez los líderes democráticos se derrumban frente a la tiranía.
Camacho, Arias, Reyes Villa, Fernández, Unzueta y varios otros tienen una responsabilidad muy grande. El triunfo que han obtenido es un voto de confianza para seguir defendiendo al pueblo de la amenaza autoritaria. Ellos tienen la obligación de mantener la llama encendida de la resistencia y la lucha por la libertad, deben permanecer unidos, alertas y junto al pueblo que les ha dado un mandato concreto, pero también uno mucho más significativo y que constituye un desafío de grandeza, valentía y dignidad. La historia los juzgará y el pueblo sabrá recompensarlos si se mantienen junto a él.
Es verdad que el MAS juega sucio, que utiliza el chantaje, la amenaza y la criminalización de la política, pero eso es poco en comparación con lo que nos espera a todos si otra vez los líderes democráticos se derrumban frente a la tiranía.