Medio: El Deber
Fecha de la publicación: miércoles 22 de noviembre de 2017
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones judiciales
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Por los postulantes al Tribunal Supremo de Justicia estuvieron William Tórrez Tordoya, Olvis Égüez Oliva y Teresa Lourdes Ardaya Pérez. Faltó a la cita Joyce Lizeth Choquerive Sossa, la cuarta candidata, que estaba invitada a EL DEBER Radio.
El primero en sincerarse fue Tórrez, que llegó a ser presidente del Tribunal Departamental de Justicia. “La justicia atraviesa su peor momento, existe mucha corrupción y retardación, eso la hace una justicia poco creíble”, dijo.
A su turno, Égüez consideró que el sistema judicial ha colapsado, que el ranking de la World Justice Project ubica al país entre las 10 peores administraciones judiciales del mundo, que cuando se hace una evaluación de la tarea de los jueces se hace necesario que esa tarea no sea solo realizada por el Consejo de la Magistratura, sino que sea compartida por el Tribunal Supremo de Justicia, que debe vigilar por la probidad de sus jueces, al ser la máxima cabeza de la justicia ordinaria en el país. Égüez coincidió en proponer la investigación de fortunas de los jueces, para evitar el enriquecimiento ilícito con recursos provenientes de la corrupción.
A su turno, Ardaya también citó el lapidario estudio del World Justice Project y consideró que no se puede apartar la vista de los problemas. Ardaya fue también presidenta del TDJ pero no se siente corresponsable de la situación del sistema, porque asegura que cuando dirigió la justicia local denunció los actos de corrupción de los que se enteró y fruto de ello hay dos personas con prisión domiciliaria. Pese a que lleva casi 30 años como juez en distintas instancias, asegura que nunca recibió presión política de ningún tipo.
Algo parecido sucede con Tórrez, que dijo que nunca fue testigo o tuvo denuncias de hechos concretos de corrupción durante el tiempo que fue vocal o presidente del TED. En ese sentido, Égüez relevó su rol como fiscal anticorrupción del caso Ostreicher, pero se declaró satisfecho con que todos los implicados se hayan acogido a juicios abreviados, declarándose culpables, pasando menos tiempo en Palmasola que su víctima.
El Constitucional
Si entre los postulantes al Tribunal Supremo faltó Choquerive, para el Tribunal Constitucional vinieron los cuatro contendientes: Carlos Alberto Calderón Medrano, Isidora Jiménez Castro, Carolina Tania Cabrera Tapia y Leslie Diana Cedeño Vargas.
Calderón se presentó como un joven abogado salido de la San Francisco Xavier de Chuquisaca que ha dividido sus 16 años de carrera a partes iguales entre la administración pública y la práctica privada. Sin embargo, cuando llegó las horas de las preguntas y le tocó responder sobre la repostulación presidencial a través de consultas al tribunal al que aspira, prefirió no ‘adelantar criterio’ y solo opinó que, como el argumento utilizado es el catálogo de derechos políticos expresados en el Pacto de San José, probablemente este tema llegue al tribunal de la OEA.
Castro se definió a sí misma con una sola frase: “Tengo la experiencia, el conocimiento y, sobre todo, el temor a Dios, cuando uno tiene temor a Dios evita equivocarse”, dijo. Cuando se le consultó sobre si la Constitución y las sentencias constitucionales otorgaba los mismos derechos a los heterosexuales que a la población Lgtbi, considera que la CPE es inclusiva y no se olvidó de nadie, pero que había que revisar cada caso y, en todo caso, si un colectivo se siente perjudicado, puede también acudir a tribunales internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.
Así, los dos primeros casos planteados a los tribunos futuribles, terminaron resolviéndose fuera del país. Cuando le llegó el turno a Cabrera, la descendiente de vallegrandinos, explicó que se terminó de formar viendo la ética del trabajo del primer Tribunal Constitucional, el republicano. Cuando se le consultó su opinión sobre el fallo que no despenalizó el aborto, consideró que todo juez debe respetar la Constitución, pero también los principios y recordó que vivimos en una sociedad católica. Se le consultó si además de la CPE los tribunos tenían que atenerse a la Biblia, Cabrera aseguró que no es parte de nuestras leyes.
Finalmente, Cedeño contó que los 19 años que lleva como abogada los ha dedicado a la defensa de la mujer como litigante de la Casa de la
Mujer. Allí se dio cuenta que no existe igualdad jurídica, que al pobre por lo general no se le respeta su derecho a la justicia y que un mismo juez de garantías puede juzgar un caso similar con distinta vara, porque no existe jurisprudencia clara y cada jurista toma decisiones basado en su criterio no en lo que dice necesariamente la ley y esto perjudica a veces a la víctima. Cuando se le preguntó como el TCP puede arreglar esto, respondió que con resoluciones de sala plena que establezcan una sola línea jurisprudencial.