
Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 03 de marzo de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
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Página Siete / La Paz
La última etapa del proceso electoral subnacional se caracterizó por una intensa campaña de guerra sucia contra los candidatos que figuran como favoritos en las encuestas de intención de voto.
Los intentos de desacreditación hacia los aspirantes a máximas autoridades regionales van desde juicios de valor hasta acusaciones de violencia que circulas en redes sociales.
En el eje troncal, la campaña de guerra sucia se enfocó contra los candidatos de Jallalla, Somos Pueblo, MAS, Súmate, Creemos, Comunidad Ciudadana y UCS.
Eva Copa, que postula a la alcaldía alteña con Jallalla, fue una de las candidatas que más ataques recibió. La campaña en su contra va desde memes y montajes que la señalan como “traidora” hasta la difusión de información sobre supuestos acuerdos de incremento de pasajes y financiamiento extranjero.
“A la falta de propuestas vienen los ataques, la difamación, me están calumniando de tener financiamiento del exterior. Yo les desafío más bien a ellos, a que después de las elecciones develemos cuánto gastamos en estas elecciones y de dónde salió los recursos. (...) Cuando pasen las elecciones voy a asumir acciones legales, no puede ser que me difamen, han plagiado firmas, mostraron documentos que no tienen credibilidad”, aseveró Copa ayer en rueda de prensa.
Otro de los candidatos contra el que se dispara toda la artillería de guerra sucia es Iván Arias, que busca la silla edil paceña con Somos Pueblo. Las campaña en su contra va desde acusaciones de “transfugio y estafa” hasta malversación y tráfico de influencias cuando era ministro. “Seguiremos adelante. No caeré en la guerra sucia”, señaló Arias en respuesta hace unos días.
Contra el candidato a la Alcaldía de Cochabamba por Súmate, Manfred Reyes Villa, se desataron acusaciones que van desde corrupción hasta que tiene un grupo de paramilitares.
En Santa Cruz, la guerra sucia política se enfoca en los candidatos a la Gobernación de Creemos, Luis Fernando Camacho, y del MAS, Mario Cronenbol, y hacia los postulantes a la alcaldía cruceña Gary Añez, de Comunidad Ciudadana, y Jhonny Fernandez, de UCS. Las publicaciones que se observan en redes sociales además alcanzan al ámbito privado de los candidatos y apuntan a mellar la dignidad de terceros.
Contra Camacho se publicaron memes en los que se dice que supuestamente pedía que el segundo grupo en ser vacunado contra la Covid-19 deberían ser los políticos, pero además la guerra sucia alcanzó a su familia. “El padre es perfecto, pero es una familia incompleta, sin madre”, dijo en una entrevista el candidato del MAS Mario Cronenbold.
“Los candidatos debemos conservar la cordura y responsabilidad como una manifestación de respeto a los ciudadanos. Los ciudadanos no quieren insultos, no discursos de odio, ni desacreditaciones, sino propuestas (...) Mario Cronenbold en su desesperación ha ido muy lejos y ha insultado a la familia de nuestro candidato, a sus hijos y eso no lo vamos a tolerar”, expresó al respecto el diputado y vocero de Creemos, Erwin Bazán.
Y aunque Cronenbold pidió disculpas por sus expresiones, Bazán señaló que las disculpas del candidato del MAS eran “más soberbias que sinceras”.
Asimismo, contra Cronenbol y el candidato a la alcaldía por UCS, Jhonny Fernández, se pegaron afiches sobre una supuesta alianza. “El papel aguanta todo, puedo sacarme un afiche abrazado de Shakira, tenemos nuestra candidata a alcaldesa que es Adriana Salvatierra. Eso es desesperación, es susto”, dijo el candidato del MAS.
“Que ellos pierdan su tiempo y su plata en esas cosas, yo en las propuestas. De todo puede aparecer, pero la gente ya no les cree, ellos ya se van”, manifestó sobre ello Fernández.
Mientras que contra Gary Áñez, candidato a la alcaldía por Comunidad Ciudadana, los ataques recurrieron a acusaciones de violencia y tráfico de influencias. Al respecto, Áñez señaló a El Deber: “Es parte de la cobardía de los candidatos que van cayendo. Es parte de una cobardía que mellan dignidades”.
El analista Carlos Cordero señaló que se debe diferenciar la guerra negativa de la guerra sucia y explicó que en la primera se busca descalificar al adversario poniendo en evidencia sus errores e incluso solicitando su inhabilitación bajo determinadas razones, pero que en la segunda se apunta a desacreditar a los candidatos, recurriendo a publicaciones falsas o buscando afectar su intimidad.
“La guerra sucia le hace daño a la democracia. Son denuncias anónimas que se meten con temas privados de las personas, intentan quitar credibilidad, pero en general es una guerra anónima, viene en forma de rumores, de noticias falsas en las redes sociales”, señaló.
Por su parte, el analista Marcelo Arequipa observó que los candidatos recurran más a esta estrategia que a presentar sus propuestas al electorado.
“En ese clima no está para nada la idea de los mensajes de qué es lo que quieren hacer los candidatos por la ciudad o el departamento. No se muestran como liderazgos políticos que van a conducir un territorio”, aseguró.