Medio: La Razón
Fecha de la publicación: miércoles 17 de febrero de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
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A principios de febrero de 2020 empezaba su gestión en Bolivia la politóloga y socióloga Susana Sottoli como Coordinadora residente del Sistema de Naciones Unidas en Bolivia, la máxima representante del organismo en el país, el cual a la fecha despliega su labor a través de 17 agencias. Pero la llegada de Sottoli al país no pudo ser menos complicada. Arribó a Bolivia justo cuando empezábamos a salir de lo más duro de la crisis política de fines de 2019 y ya se venía encima la crisis sanitaria por el COVID-19. Destacando que acaso el mayor logro del país en 2020 fueron las elecciones nacionales de octubre de ese año, Sottoli no deja de remarcar que el cierre de este ciclo de inestabilidad no es otro que las elecciones subnacionales del 7 de marzo de 2021.
— Usted llegó en un momento muy complejo en el país, entre secuelas de la crisis política y anuncios de la crisis sanitaria…
— Siempre es bueno tener esta mirada retrospectiva. En 2020 tuvimos un año complejo en Bolivia y en el mundo, pero acá la crisis política iniciada en 2019 se combinó con la crisis sanitaria del COVID19 y con sus impactos económicos. Estas tres dimensiones se apropian de la coyuntura del país y también de nuestras prioridades como Naciones Unidas. El sistema puso todos sus esfuerzos para acompañar al país a enfrentar esto, con la continuación del apoyo al proceso electoral iniciado a fines de 2019, con una respuesta inmediata al COVID-19, y con el inicio de un análisis, diagnóstico, de los impactos socioeconómicos, lo que pensamos usar para formular nuestras prioridades en 2021. Creo que lo positivo de 2020 para Bolivia fue haber reencauzado el proceso institucional democrático a través de elecciones pacíficas, transparentes, participativas el 18 de octubre del año pasado. Esto fue gracias a la ciudadanía más que nada, que con su participación hizo posible que se avanzara, cuando muchos pensaban que iba a ser un retroceso. Pero no es suficiente, el país todavía tiene muchos desafíos, y todavía se va conformar el tablero político con las elecciones subnacionales en marzo
— Pero es necesario cerrar, sin embargo, este periodo especial que tuvo el país con la crisis política, cerrarlo con la elección subnacional.
— Es necesario cerrar el ciclo. Por eso nosotros continuamos la iniciativa que hemos llamado de consolidación de la paz en Bolivia. En diciembre del año pasado hemos firmado con el Gobierno una segunda fase, que consiste en tres pilares que vamos a continuar este año: el apoyo al proceso electoral, al Tribunal Supremo y a los TED, con el liderazgo técnico del PNUD; ahí es donde vamos a apoyar al país para completar este ciclo, y que toda su institucionalidad democrática, incluida la territorial, esté establecida para abordar los desafíos de política pública que tiene el país. El segundo componente es el de derechos humanos e igualdad de género; aquí estamos esperanzados de poder transformar la misión de la Alta Comisionada de Derechos Humanos en una oficina permanente (en Bolivia), estamos en diálogo con el Gobierno. Y el tercer pilar, el acompañamiento de Naciones Unidas a espacios de diálogo y de conciliación en el país, lo que tiene que ver con el proceso eleccionario, que contribuye enormemente a la consolidación de la democracia y la paz en el país; pero obviamente esto no es suficiente, es un proceso que requiere sanar heridas y acortar brechas de diferente índole.
— ¿Cuál ha sido la ayuda de Naciones Unidas contra el COVID?
— El año pasado, cuando empezó la crisis del COVID-19, el sistema de Naciones Unidas apoyó activamente, por ejemplo, a conformar una Sala de situación, en la provisión de insumos, pruebas, medicamentos, capacitación además del apoyo a poblaciones vulnerables como los repatriados bolivianos de Chile, donde apoyamos en la instalación de campamentos; luego, con poblaciones indígenas. Haciendo un recuento de este apoyo en la segunda ola del COVID, desde el 20 de octubre hasta ahora, hemos contabilizado alrededor de dos millones de dólares en donaciones, insumos, generadores de oxígeno, hace poco la OPS donó 40; Unicef donó, entre equipos de protección y pruebas antígenas, aproximadamente medio millón de dólares, con el apoyo de donantes o socios como Canadá, Estados Unidos, Suecia.
— Parece que la OPS tiene mayor presencia de la que se ve.
— La OPS está trabajando muy de cerca con el Ministerio de Salud, asesorando técnicamente en todo lo que tiene que ver con la respuesta sanitaria, y a través del mecanismo Covax, en el cual Naciones Unidas tiene un rol importante a nivel global, vamos a ayudar al país en la introducción de la vacuna. Agencias como la OPS, el PMA, Unicef van a estar involucradas en apoyar la cadena de frío, el programa de inmunización ampliado y apoyo económico para los que van hacer la vacunación; y colaboración en la estrategia en comunicación, porque siempre en la introducción de una vacuna nueva hay mucha desinformación; es necesario traer la voz técnica, la evidencia, para que la gente genere confianza, y ojalá podamos avanzar en la propuesta del Gobierno del acceso universal a la vacuna.
— Hay vacuna, pero también rebrote, y más agresivo; es otra dinámica.
— Evidentemente, hay una nueva dinámica, no solamente porque hay nuevas autoridades, sino porque la propia pandemia es diferente. Todo el mundo ha aprendido mucho, en todos los países hemos aprendido cómo responder; lo que estamos haciendo (como ONU) es estar muy atentos a las decisiones soberanas que toma el Estado de Bolivia y apoyar en lo que se necesite. También estamos atendiendo, con prioridad, a los grupos más vulnerables, que es un objetivo institucional de todo el sistema (de Naciones Unidas), es decir, cuando hay crisis, ponemos el énfasis en los grupos más vulnerables; y hay que decir que las crisis, y especialmente el COVID, implican costos que son asumidos de forma desigual entre las donaciones; para nosotros, atender a los grupos más vulnerables es una prioridad: comunidades indígenas, mujeres en el mercado informal del trabajo que tienen unas caídas muy importantes en su ingreso, personas en situación de pobreza, migrantes y refugiados, y en eso obviamente coordinamos con las diferentes autoridades del país, del Gobierno central y de los territoriales.
— ¿Cómo se está pensando la recuperación económica tras la crisis pandémica?
— Hay muchos esfuerzos, liderados por Naciones Unidas y algunos países, para lograr una recuperación económica a nivel global inclusiva y sostenible. Esto significa, por ejemplo, mecanismos y espacios donde se discuta el alivio a la deuda en los países más endeudados, valga la redundancia. En Bolivia lo que hemos hecho es un diagnóstico de los impactos socioeconómicos, y esto ha determinado ciertas prioridades. Una es apoyar al fortalecimiento del sistema de salud, que la pandemia ha hecho estragos. Otra es el fortalecimiento del sistema de protección social, y no sólo en Bolivia, sino en el mundo entero; estos shocks tan repentinos atacan a las familias, disminuyen el ingreso y nuestros países tienen sistemas de protección social todavía de poca cobertura; luego, reforzar la educación, en modalidades diferentes de enseñanza y aprendizaje en época de pandemia, como una oportunidad para la digitalización, que puede abrir otros caminos de inclusión. También se da prioridad a la recuperación del ingreso, a repensar los modelos económicos; y ahí estamos trabajando a pedido del propio presidente Luis Arce con la CEPAL, para analizar el potencial de industrialización en el país, un plan que pueda identificar sectores donde es posible agregar o fortalecer cadenas de valor, ampliar la demanda interna y dar fuentes renovadas y soberanas de ingreso del país. Estamos muy alertas porque creemos que hay oportunidades en cada crisis, y esta crisis es de una magnitud tal que nos ha revelado muchos espacios donde se puede potenciar la economía, la sociedad, al país, con soluciones innovadoras, mucho más valientes, audaces; así que ahora es el tiempo de la reimaginación. Estamos justo en un momento clave, trabajando un diálogo con el Gobierno a través del Ministerio de Planificación y otros, porque se está haciendo el nuevo Plan de Desarrollo Social, y queremos adecuar nuestras prioridades a las prioridades del país, y, como quien dice, empujar juntos para un mismo lado.
— El 25 de noviembre del año pasado, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fueron muy enfáticos en que este es uno de los mayores problemas.
— Muchas gracias por mencionarlo. Dentro de la línea de la cohesión social, la construcción de paz, nosotros no concebimos avanzar en esta línea sin tener algún tipo de solución al tema de la violencia en contra de las mujeres y los niños que termina dramáticamente en feminicidios e infanticidios. Esta es una situación inaceptable. Estamos trabajando con el Ministerio de Justicia y la Asamblea en la revisión de la ley 348. Creo que además se necesita un debate nacional que de una vez por todas nos ayude a todos a tomar conciencia de la tragedia nacional que es perder mujeres y niños por este tipo de violencia, y, además, para que nos ayude a desnaturalizar esta situación, porque no podemos seguir como anestesiados, viendo en los periódicos que aumenta el número de estas muertes, y es imprescindible tomar conciencia de que no es aceptable, y ahí estamos involucradas tanto las instituciones como la ciudadanía. Es una prioridad, es algo en lo que vamos a estar trabajando todas las agencias del sistema.