Medio: Opinión
Fecha de la publicación: miércoles 17 de febrero de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
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Por ejemplo, se expresan añoranzas y desencantos por nuestra ciudad, se dice que desde hace mucho tiempo Cochabamba está estancada y que más ha retrocedido que avanzado. Que antes sobresalía a nivel nacional e inclusive internacional, que se sentía un gran orgullo por nuestra Llajta, que era admirada por propios y extraños. En fin, al final de cuentas cada uno de nosotros siempre tendrá su parecer en función de sus intereses.
Sin embargo, otro aspecto expresado y destacado en estos tiempos electorales, es la aparición de bastantes candidatos y candidatas con aires mesiánicos, que desde el punto de vista popular son “caballeritos”, “doñitas” o “doncitos” desubicados por ser ilustres desconocidos o por ser recurrentes perdedores. La pregunta en cuestión es ¿qué les motiva a emprender semejante osadía? ¿a gastar importantes sumas de dinero en publicidad? La vox pópuli dice: es que algunos se están “cotizando”, tienen ambiciones para el futuro, que van a negociar sus votos en futuras alianzas electorales. De los otros dicen, van a recuperar lo que están gastando cuando lleguen al poder, van a robar como siempre, es por eso tanto derroche y empeño en convencer a la gente.
Sea como fuere, lo cierto es que existen muchísimos ejemplos a todo nivel, de personajes sin patrimonios significativos, que accedieron “democráticamente” a alguna instancia de poder y que de pronto en el corto o mediano plazo a más tardar, son poseedores de un significativo patrimonio, con una salvedad para la Contraloría General del Estado, del legal y bien respaldado recurso de los “palos blancos”. No se justifica de ninguna manera, que con el máximo salario que permite la ley, en pocos años un candidato o candidata cambie su modo de vida drásticamente en términos de vivienda y transporte. Sin embargo, se lo acepta porque a pesar que roba, hace algo por nosotros. He ahí la diferencia.