Medio: Opinión
Fecha de la publicación: miércoles 10 de febrero de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
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El papel aguanta todo, señala una máxima conocida. Y por eso es que, seguramente, algunos políticos realizan promesas electorales con tanta ligereza que no se ruborizan siquiera cuando las hacen conocer a los electores, en muchos casos con la certeza de que no podrán implementarlas por falta de tiempo o recursos económicos.
Las promesas electorales, grandes y poco creíbles, además de repetitivas, son lanzadas cada vez que existen campañas políticas en vísperas de una elección. Salud universal, justicia accesible y gratuita, infraestructura de primer nivel y creación de miles de fuentes de empleo, entre otros temas, son propuestos por los candidatos que buscan ganar una Gobernación o una Alcaldía.
Y tanto se repiten estas promesas de campaña que la gente ya no cree más en ellas y las ven simplemente como una forma desesperada de conseguir la mayor cantidad de votos.
Tal es la incredulidad de estas promesas, que hace un poco más de una semana, el periodista Diego Viamont, de la Red Uno, propuso a los candidatos que asistieron a un debate a firmar un documento ante un notario de fe pública, que les obligue a cumplir sus promesas (plan de gobierno), en caso de acceder a la Alcaldía de Cochabamba.
Cuando un candidato empeña su palabra, y más si será autoridad, no debería ser necesario que firme un documento para cumplir una promesa o plan de gobierno que propone al electorado. Esta persona tiene la obligación de trabajar para implementar los proyectos que plantea.
Pero, lo que se ha visto en forma recurrente en los últimos años, por no decir décadas, es que la mayor parte de las promesas electorales no se cumplen y quienes acceden a un cargo esgrimen una serie de argumentos para justificar su incumplimiento.
Los candidatos a la Gobernación, por ejemplo, propusieron la construcción de hospitales de tercer nivel con su respectivo equipamiento, el fomento a la producción agropecuaria y a la exportación e internet gratuito para todos los estudiantes, entre otros temas.
Los candidatos a la Alcaldía enfatizaron en el tema de la basura, agua para toda la población y convertir a Cochabamba en una ciudad tecnológica, además de acabar con la corrupción.
Si los candidatos cumpliesen solo una parte de lo que prometen, Cochabamba y el país se habrían convertido hace bastante tiempo en una ciudad con un elevado desarrollo humano y económico, pero eso no sucede.
Los candidatos deben meditar con cuidado qué promesas plantearán como parte de sus programas de gobierno, ser realistas y trabajar en la consecución de las mismas, para que la población no quede aún más decepcionada por los desaires que se le hace en forma recurrente.