En definitiva, queda claro que estas encuestas son parte sustancial de nuestros procesos electorales y, de una u otra forma, ya inciden en el desenvolvimiento de las campañas políticas y en el desempeño de los propios candidatos, pero ¿influyen decisivamente en nuestro voto? Esa es una pregunta que los expertos en la materia aún no responden con contundencia, pese a las incontables investigaciones que sobre el particular han desarrollado. Atinan sí a afirmar que las encuestas electorales (como todo sondeo que se difunde y socializa en una comunidad) inciden en la opinión pública en una especie de retroalimentación, lo que no pueden determinar aún es la magnitud de esta incidencia, ni el sentido en el que se presenta. Nuestro ordenamiento jurídico electoral se adscribe a esta lógica y, por ello, regula la difusión de este tipo de encuestas pretendiendo así disminuir su uso malicioso.

En días pasados, en el marco de las elecciones subnacionales, se ha abierto el periodo en el cual está permitido socializar resultados de encuestas electorales, muchas serán presentadas y nos veremos expuestos a una importante cantidad de información y análisis sobre preferencias e intenciones de voto. Veamos estos estudios como lo que son: instrumentos de medición, no de decisión. Como manifesté en un artículo anterior, no creo oportuno llevar adelante un proceso electoral en las condiciones sanitarias en las que nos encontramos, pero las autoridades decidieron lo contrario, queda entonces actuar con responsabilidad a la hora de votar. A no olvidar que la decisión final está siempre en nuestras manos.