Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: viernes 05 de febrero de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
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La cuestión de la cohabitación política remite a los procesos en los cuales partidos diferentes pero de orientaciones ideológicas similares comparten el poder político y la gestión, distribuyéndose a lo largo del aparato estatal las diversas funciones e injerencias del mismo tienen mayores posibilidades de obtener buenos resultados. La cohabitación es por ende un ejercicio de convivencia partidaria a la interna del Estado, que en el caso boliviano ahora sólo podría abarcar a sus niveles subnacionales. Los procesos de cohabitación, según la literatura especializada nos indica que resultan relevantes allí donde las funciones están poco precisadas o donde existe una afectación directa de un sector sobre las capacidades de gobernar de otro. En escenarios como estos la existencia de grupos o partidos poderosos en los espacios departamentales implicarían las dos posibles situaciones que ya han sido ampliamente descritas por la literatura internacional, que serían: “la obstaculización o bloqueo” y “el acuerdo o cohabitación”.
La primera mención remite a la posibilidad de que el proceso de distribución de poder y participación desencadene un enfrentamiento que obstaculice el trabajo político y administrativo en las administraciones departamentales, así como el desarrollo de acciones y gestiones tanto de la oposición como del oficialismo. Esta situación cuestiona el sistema mismo de gobierno al evidenciar una situación en la que las potestades compartidas imposibilitan el desarrollo del accionar gubernamental, situaciones en las que ya estuvieron inmersas gobernaciones entre otras como la de Tarija y Santa Cruz, al no tener suficiente mayoría en sus respectivas asambleas departamentales, y, por el hecho de que la fuerza opositora del MAS optó por la obstaculización y el bloqueo. La situación inversa, la del acuerdo y la cohabitación, según el autor Lijphart: “La situación de la conquista de acuerdos supone un ejercicio democrático de deliberación y negociación, donde los intereses de los partidos en el gobierno han de lograr algún grado de compromiso y arreglo que viabilice la conducción política y el cumplimiento de las funciones estatales” (Lijphart, 2000).
Al conocer los primeros sondeos o encuestas de intención de voto podemos observar posibles escenarios de cohabitación partidaria o bloqueo absoluto en 8 de los 9 departamentos, Cochabamba es la única región donde el triunfo del MAS seria con mayoría absoluta. En el departamento de La Paz, la Agrupación “Jallalla” lidera la intención de voto con 25%, seguida por el MAS con el 15%, aquí se vislumbra alta conflictividad debido al hecho a que el MAS segundo en la intención de voto en esta primera aproximación responde a la línea dura y radical de este partido, similar situación ocurre en el departamento de Santa Cruz. En el resto del país el sector radical del MAS parece haber perdido terreno dejando como saldo un predominio de partidos y alianzas menos radicales.
El escenario de conflictividad estuvo presente en el último periodo del MAS, en departamentos donde no ganó la agrupación Gobernante, especialmente en el caso de Tarija, al no tener el Gobernador el apoyo en la Asamblea y tampoco al presidente de la república de su lado lo cual afectó directamente en la gobernabilidad y en la gestión. En las actuales circunstancias se vislumbra dos frentes que lideran la carrera por la administración departamental en Tarija, cuyas posiciones ideológicas y políticas no presentan diferencias sustanciales lo cual podría ser un escenario ideal para utilizar las lecciones de la historia y los hechos que demostraron que cuando la cohabitación obedece a objetivos y acuerdos bien cimentados la buena gestión siempre está presente, además surge la imperiosa necesidad de formar gobiernos subnacionales fuertes como una forma de equilibrar el poder ante el avasallamiento del centralismo y profundizar los procesos descentralizadores en nuestro país, y de este modo poder generar propuestas de desarrollo local.
Esperemos del sistema partidario la madurez necesaria para reforzar el sistema democrático, en tanto, esta implica necesariamente una cesión de derechos y una limitante a los poderes de las diversas figuras políticas. La cohabitación, o en términos más simples y conocidos “las alianzas” deben ser ámbitos donde la convivencia partidaria abra el espectro de un trabajo conjunto de cohabitación, el enfrentamiento partidario obstaculizante como se ha visto estos últimos tiempos ya tiene cansada a la población.