Medio: RADIO FIDES
Fecha de la publicación: jueves 04 de febrero de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Los Shelby ejercían un poder oculto sobre la industrial Birmingham, post Primera Guerra Mundial donde las grandes factorías de hojalata absorbían filas y filas de obreros, sin educación, de los estratos más bajos, empobrecidos, obnubilados por el alcohol y la prostitución que proliferaban por las calles bajo la atenta mirada de los Peaky Blinders.
La cabeza de familia, Thomas Shelby, guía a sus hermanos Arthur, John y Finn, irlandeses de origen gitano, por los peligrosos rincones del crimen y nuevos “emprendimientos” que van escalando en peligrosidad por sus vínculos con la policía, organizaciones criminales rivales locales y extranjeras, así como personalidades políticas de la talla del mismísimo Winston Churchill.
El código de honor y lealtad está muy presente a lo largo de las aventuras de Thomas Shelby que ve su familia crecer no solo en fortuna sino también en miembros a medida que la historia va transcurriendo. Más allá de la narrativa superficial plagada de conflictos, conspiraciones y duelos por la supremacía de las bandas y sus intereses, el trasfondo hace hincapié una y otra vez en el valor del juramento de sangre de los distintos personajes hacia el liderazgo de Thomas depositando en él ciegamente su confianza.
El escenario político nacional de cara a las elecciones de alcaldes y gobernadores ha desnudado la falta de lealtad y compromiso de una nueva ola de políticos “pragmáticos” que han cambiado su compromiso con una ideología o principios propios de un partido político, por el medio que les permitirá aterrizar en una alcaldía o en una gobernación.
Los que hoy te hablan de la “distribución de la riqueza” entre los ciudadanos, mañana no dudarán en convencerte de las bondades del mercado y la globalización; lamentablemente el colapso del sistema político y la fragmentación en pequeñas agrupaciones ciudadanas sin identidad, sin militancia, sin objetivos a largo plazo, dieron pie a una proliferación de políticos pragmáticos.
Enfocados únicamente en capturar algún espacio de poder con el cual especular y del cual exprimir el mayor beneficio posible, para nuevamente volver a competir en la próxima elección aprovechando la fugaz popularidad de alguna personalidad política o un “outsider” lastimosamente constituyen el ciclo parasitario político, siendo el hospedero perfecto la institucionalidad local y regional.
¿Qué podemos esperar de un sistema político plagado de pragmáticos?, sin identidad, sin compromiso y sin lealtad que delimiten el accionar de un político lamentablemente este “pela” a conveniencia y puede codearse o abrazarse con aquellos que en el pasado inmediato criticaba, censuraba y hasta atacaba con fiereza. Un escenario a gusto y medida del partido oficialista, MAS-IPSP que aún aquejado por fracturas puede llegar a sorprender en muchos municipios y departamentos este marzo próximo.
Tal cual se le consultaba a Thomas Shelby en un pasaje de su historia en Peaky Blinders ¿Cuál es tu límite? ¿Cuándo tendrás suficiente? El responde: Pararé cuando encuentre a un hombre al cual no pueda vencer. En el caso de los políticos pragmáticos bolivianos estos en definitiva no tienen límite, vienen haciendo las mismas cosas desde el 2004, por lo bajo.
No les importa perder, sin el trayecto pueden arañar un pequeño botín, un premio consuelo que puede darles algo con lo cual mantenerse vigentes por los próximos 5 años. Eso se traduce en pegas, eso se traduce en favores, eso se traduce en el intercambio propio de los juegos de poder: el famoso “voto de oro” para dirimir entre dos bloques mayoritarios enfrentados en concejos o asambleas que curiosamente por sí solo puede marcar el ritmo a la gestión de los entes deliberativos.
Para cerrar, nuevamente volviendo a los Peaky Blinders apeló nuevamente a una frase de Thomas Shelby: “Todos somos como una prostituta, solo que vendemos diferentes partes de nosotros”. A lo largo de la historia se ve como Thomas progresivamente va “vendiendo” partes de su vida, su felicidad, su tranquilidad, su vejez a cambio de cada triunfo en su lucha permanente por el poder y dinero.
Extrapolando esto a los políticos pragmáticos, estos venden no solo partes suyas como: la dignidad, la integridad, el honor, la palabra sino también venden partes del resto, como el futuro de pueblos enteros, con tal de cosechar botines, bajo la lógica de vivir un día más.
Dile a tu político pragmático lo que acabas de leer, no te metas con los Peaky Blinders.