Medio: Opinión
Fecha de la publicación: jueves 04 de febrero de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
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Sin embargo, no se debe cerrar los ojos al actual irrespeto, latrocinio, fraude, soberbia, prepotencia y desconfianza, imperantes en este periodo. Ojalá los evistas depongan sus odios y complejos, para trabajar en lo que corresponde.
Con poderes nuevamente sometidos a la presión del Ejecutivo, solo el voto ciudadano contundente puede hacer prevalecer su voluntad democrática, para elegir a su autoridad municipal.
La degradación a la que fue sometida secuencialmente la Alcaldía de Cochabamba, precisará de una reingeniería radical, que precisa un respaldo mayoritario de los vecinos, en las urnas. La corrupción política -a gran escala- de funcionarios municipales de alto y bajo rango, debe ser extirpada de raíz, para recuperar la credibilidad perdida.
Las diferentes encuestas -virtuales o explícitas- denotan amplio respaldo a la experiencia, trayectoria y capacidad innegable, del candidato mejor calificado. Las exposiciones de buenas intenciones de otros postulantes en el programa de Red Uno, serán consideradas solo las que se ajusten a la realidad y no a la demagogia irresponsable.
Es el momento de un liderazgo incuestionable, que conozca la Alcaldía, por dentro y por fuera, para afrontar monumentales retos postergados, por la ineficiencia y corruptela. Problemas muy graves esperan al burgomaestre, desatendidos por alcaldes titulares e interinos, que se ocuparon de todo, menos de trabajar, incumpliendo su juramento.
Salud, agua para el sud, basura, medio ambiente son prioridades que deben ser afrontadas de inmediato, además de los diversos temas de agenda urgente.
Allanados los obstáculos, Cochabamba tiene derecho a recuperar su sitial, como una de las principales ciudades de nuestra querida Bolivia.
Retomemos la senda del progreso y unidad, en todos los niveles, sin exclusiones, donde cada uno -a la cabeza del estadista- aporte y haga lo que sabe hacer, con idoneidad y respeto al ciudadano, cumpliendo a cabalidad, su rol de servidor público. ¡Basta de experimentos y frustraciones, Cochabamba merece un alcalde de verdad!