Hace unas semanas se celebraba que, por primera vez, el Senado tenía más mujeres que varones. Muchos dijeron que se trataba de un importante paso en la equidad de participación en la política, pero esta imilla está indignada con la carrera de las subnacionales.

El pasado fin de semana, muchos cochalas vimos con atención esa presentación de propuestas de los candidatos a la Alcaldía de Cochabamba en un medio televisivo. Todos eran varones, el presentador y los candidatos; así como el periodista que presentaba las problemáticas la ciudad.

Lo hicieron bien, no cuestiono la calidad, pero sí la diversidad. Me apena no ver a una imilla valerosa entre las candidatas. Estoy segura de que hay muchas mujeres capacitadas para ocupar el lugar, pero tal parece que preferimos dedicarnos a algo diferente que la política municipal.

Y es que el poder político siempre fue un símbolo de virilidad, no lo digo yo, sino que existen estudios sociopolíticos al respecto. Estas elecciones son la viva prueba de esta teoría, pues más parece una carrera de machos que buscan ser el alfa.

Pero es muy importante una mirada femenina de la ciudad. ¿Dónde quedó el debate sobre temas de género, o niñez; qué pasó con las políticas para los adultos mayores?, ¿nos volvimos invisibles de nuevo o sólo servimos de estandarte de género para las fotos?

No, imillas, nosotras también podemos tener los ovarios bien puestos para asumir cargos de liderazgo y poder. Espero que quien asuma de alcalde se acuerde de nosotras al momento de conformar su gabinete (y no como en las gestiones pasadas)

Y también anhelo que las imillas invitadas no tengan miedo y se atrevan a poner el toque que necesita este municipio.