Teleféricos, áreas verdes, buses eléctricos, plantas industrializadoras de basura, naves espaciales y patinetas voladoras son algunas de las promesas más comunes de los candidatos a la alcaldía de Cochabamba. Cómo se nota que estamos en época electoral. Los políticos prometen cielo, mar y tierra para ganarse el voto y luego entrar a engordar sus billeteras a costa del municipio.

Cada elección es lo mismo. Los candidatos de turno nos prometen la “Llajta que queremos”, pero llegado el momento, seguimos con los mismos problemas año tras año.

La zona sur sigue sin agua potable, la planta de aguas residuales sigue colapsada, K’ara K’ara es un problema que crece, seguimos con los micros de los años 80, el comercio ya está sobre las plantas y cada vez tenemos más contaminación y menos áreas verdes. Nada se resuelve.

No olvido las promesas de José María Leyes. “En cinco años el 95% de Cochabamba tendrá agua potable”, dijo en una entrevista con Los Tiempos. Y ahora, no pudo ni terminar su gestión. ¿Alguien sabe algo de él?

Ahora volvemos a tener unas elecciones de sonrisas y jopos. Los candidatos salen en sus fotos con las caras más simpáticas en busca de conquistar a las caseritas, pero ya podemos intuir lo que pasará cuando entren a la alcaldía, si consiguen los votos necesarios.

Ahora nos prometen la Llajta de 2030, pero con que empiecen a resolver temas de fondo y dejen de creer que el cemento es sinónimo de desarrollo, iremos mejorando. Por la Llajta que queremos.

La autora es periodista