Los candidatos -especialmente aquellos que ya conocen de estas lides-, comenzarán a elucubrar soluciones sorprendentes destacando las necesidades de la ciudad (que antes no las pusieron en práctica); y los que aún no estuvieron en función de gobierno, asomarán con sus varitas mágicas para destacar ciencias que ubiquen a la ciudad en el máximo lugar, casi como si perteneciera al primer mundo. Obviamente, promesas que en ninguno de los casos se cumplirán.

La ciudadanía al tener conocimiento de las necesidades reales y de las urgencias a ser atendidas, registra esas intenciones políticas como promesas quiméricas que sirven esencialmente para seducir a un electorado indeciso y adictos partidistas que luego esperan cobrar factura mediante la concesión de un espacio de trabajo. 

Otra vez Cochabamba -entre otras ciudades-, se enfrentará a la murga, al teatro apócrifo, al discurso de quienes se consideran eruditos en la materia y prometen el cielo para alcanzar el voto. Se escucharán de agendas programáticas, de desarrollo, de visión, de trabajo, y se verán nuevamente candidatos efusivos besando niños y saludando garbosamente con sonrisas simuladas solo para satisfacer su objetivo. Otra vez más de lo mismo: sobreoferta e incumplimiento.

Las autoridades locales y regionales -electas y temporales- son responsables de administrar el desarrollo productivo a través de la generación de nuevas dinámicas económicas y reformas sociales integrales, vinculadas a la salud y la educación pública, la seguridad ciudadana, la generación de empleo, el medio ambiente, el manejo eficiente del espacio público y la reducción de la segregación espacial.

Urge que las ofertas electorales de sus planes de gobierno sean notariadas de manera que las promesas políticas sean formales y cuya omisión sea penalizada. Y una vez electas las autoridades encaren un análisis reflexivo sobre el comportamiento institucional y el modelo de gestión óptimo para planificar un escenario prospectivo de la complejidad urbana; de la región metropolitana y sus áreas de influencia, atendiendo los múltiples servicios ecosistémicos con ética y solidaridad.