Medio: La Razón
Fecha de la publicación: sábado 30 de enero de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
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Digamos que Arias creyó subir al podio de la creatividad utilizando reproducciones a escala de los Avengers, esos personajes del imperio del espectáculo cinematográfico, bajo cuyos disfraces podría encontrarse a más de un agente de la CIA, en el plan de ejecutar sus ejemplificaciones opositoras, provocando las risas complacientes de detractores recalcitrantes al MAS y de las otras, esas que se encargan de hacer notar cuándo un personaje público tiene una ilimitada capacidad para no temerle al ridículo.
Lo que casi nadie sabe es que el exministro de Obras Públicas del gobierno de facto presidido por Jeanine Áñez es autor de Emergencia e interpelación india, documento reeditado por Félix Cárdenas, en su momento viceministro de Descolonización, en el que destaca las reflexiones hechas por Arias en 1989, a propósito de las realizaciones de los congresos de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y de la Central Obrera Boliviana (COB) cuando las organizaciones sociales “comenzaban a perderle miedo a la política”. Vaya sensibilidad y acercamiento que se le desconocía al Negro, como suele autonombrarse, que en su momento fuera cercano al dirigente campesino Genaro Flores y Secretario Privado de Víctor Hugo Cárdenas, cuando éste ejerció la vicepresidencia de la República en el primer gobierno de Sánchez de Lozada, para luego relacionarse con el gobierno de Banzer y Tuto Quiroga.
La traslación de Arias desde los escenarios del movimiento popular hacia los reductos de la partidocracia y el poder neoliberal, conformados por partidos del centro hacia la derecha, no sería un asunto del cual ocuparse especialmente, si de conversos hablamos, pero el día en que en una entrevista nocturna concedida a la red televisiva Bolivisión, cuando ya estaba cantada su candidatura, preguntó “¿A quién pues hemos perseguido”?, quedó confirmado que se había tratado de una impostura debido a que la Resolución Defensorial DP/RD/NAL/2020 del 11 de diciembre de 2020, lo incluye —junto a su excolega de la presidencia y antecesor en el cargo, Yerko Núñez, y al exgerente de Mi Teleférico Andrei Bonadona, directamente vinculado a la gestión del alcalde Luis Revilla— como autor “de persecución política, destinada a lograr la aprehensión (de César Dockweiler, ahora su principal adversario en la carrera por la Alcaldía), desprestigiarlo y anularlo políticamente manifestando que fue víctima de las siguientes acciones: “Amenazas a la integridad física. ‘Fabricación’ de denuncias penales. Inicio de procesos penales. Vulneraciones al debido proceso. Uso de medios de comunicación para desprestigio. Hostigamiento al entorno familiar”.
En la resolución de la Defensoría del Pueblo pueden encontrarse testimonios sobre cómo Arias, junto con su colega Núñez, pretendieron buscar maneras de anular políticamente al que ahora, según encuestas, le lleva la delantera en las preferencias para alcanzar la silla municipal de La Paz, a través de la búsqueda de personeros de la mismísima empresa Mi Teleférico, a quienes se presionó para intentar incriminar a su gerente fundacional de inexistentes hechos de corrupción, sedición y terrorismo.
¿Habrá que suponer que los Vengadores de Hollywood llegarán a rescatar al Negro Arias, que había resultado ser uno más de los persecutores políticos del inconstitucional gobierno de transición del que formaba parte? ¿O estará en condiciones de afirmar mirando de frente a sus potenciales electores que la resolución de la Defensoría no dice la verdad? ¿Seguirá teniendo la templanza y la frente altiva, este coleccionista de muñequitos, de pedirle al candidato Waldo Albarracín que deponga su candidatura por Comunidad Ciudadana para garantizar la unidad del voto contra el MAS? Parece difícil, porque si de algo no se podrá acusar al exdefensor del Pueblo y exrector de la UMSA, es de violador de los derechos humanos.
En estos 39 años de democracia (menos uno), ya se sabe con mínimos márgenes de error quiénes persiguieron políticamente a quiénes. Parece haber llegado el tiempo de desterrar definitivamente práctica tan destructiva repleta de atropellos e ilegalidades y que se pueda imponer la lógica del debido proceso y la correspondiente persecución judicial cuando se trata de combatir delitos. Como el caso de Iván Arias abundan muchísimos otros: Graciosos y políticamente correctos frente a micrófonos, caminando con puñales bajo el poncho en la vida real.