Medio: Jornada
Fecha de la publicación: viernes 29 de enero de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
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En 2020, el total de habilitados para las elecciones generales solamente fue de 7.031.294. Los inhabilitados alcanzan a 173.937 mientras que los depurados son 478.648. La mayoría de los votantes corresponde al eje central. Para el departamento de La Paz se habilitaron a 1.950.428, siendo el departamento con más electores. Para Santa Cruz 1.914.621 y Cochabamba con 1.352.936. Le siguen Potosí con 465.267; Tarija con 381.025; Chuquisaca con 373.847; Oruro con 343.935; Beni con 275.795 y Pando con 73.221.
En esta justa están en juego 2.400 cargos electivos. Los bolivianos tendrán la oportunidad de elegir a nueve gobernadores, 337 alcaldes, 270 asambleístas departamentales y más de 2.000 concejales para los municipios. Frente a ese panorama, los políticos afrontan casi sin medidas de bioseguridad otra aventura para lograr algo de la torta de funcionamiento del aparato estatal. Muchos candidatos están contagiados, pero la campaña electoral continúa agrupando gente. Nuevamente algunos frentes optaron por presentar a candidatos «prestados». Casi todos los frentes apelaron a postulantes ajenos a su militancia, escogiendo personalidades que se destacaron en sus lugares de origen, aunque más con criterio de marketing que con fundamento partidario o ideológico. Esta situación generó deserciones y censuras, pero se siguió adelante.
Las fuerzas de oposición volvieron a perder la oportunidad de unirse y pese a su presencia dispersa parece que acumula fuerza en varios departamentos y municipios. En las elecciones departamentales y municipales se da un fenómeno diferente de las preferencias. En lo que se denomina la «media luna», la oposición parece mejor posicionada. En los anteriores comicios para gobernadores y alcaldes, las principales ciudades de occidente, incluidas la sede de gobierno y El Alto, quedaron en poder de la oposición, mientras en áreas rurales y poblaciones intermedias el MAS demostraba la lealtad de su voto duro.
Aunque las elecciones regionales y locales tienen diferentes características a los comicios nacionales, existen algunos factores en común que dan ventaja a las fuerzas mejor organizadas. Pero factores de pertenencia, comprensión de las necesidades locales, identificación y conocimiento de las personalidades, entre otros, son factores determinantes para direccionar el voto. La dispersión de las fuerzas de oposición, es un factor que resta posibilidades a los candidatos en las regiones, pero mucho depende de los antecedentes personales que al final pesan más que las directivas partidarias.
Para el ciudadano se abre la oportunidad de que, al margen de simpatías políticas, se piense en la región, en el municipio, en la casa chica que es donde tendrá que vivir el elector durante los próximos 5 años. Esta vez, se trata de comprender la necesidad de conseguir una administración eficiente, leal, con obras y beneficios para el terruño, factores que pueden hacer que las regiones se constituyan en el factor de equilibrio que necesita el país.
Desgraciadamente, la pandemia es otro factor determinante que probablemente se expresará por dos vías: la primera se manifestará por el premio o castigo en relación a los esfuerzos realizados por atender la salud de la población, y la segunda tiene que ver con la seguridad personal, que puede derivar en un ausentismo. En las elecciones nacionales la gente acudió a las urnas motivada por una esperanza de respeto al voto ciudadano, pero no se descarta que pueden tener un efecto directo en la posibilidad de un mayor grado de abstención.