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Medio: ANF
Fecha de la publicación: miércoles 27 de enero de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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En el espacio Hablar de Bolivia con una taza de café de la Agencia de Noticias Fides (ANF), invitamos a dos expertos para analizar el papel de los medios de comunicación y de las redes sociales como medios para la difusión del discurso de polarización por motivaciones raciales y regionales y cómo esto afecta a la democracia y la construcción de la unidad nacional.
Tuffí Aré es uno de los periodistas con mayor trayectoria e influencia del país, que dirige sus propios proyectos comunicacionales desde Santa Cruz, mientras que Alex Ojeda es un sociólogo de Cochabamba, con estudios en ingeniería informática, tiene una maestría científica y es experto en ciudadanía digital.
Ambos conversan sobre el tema y pronto llegan al primer punto de vista en común: existe una utilización política del discurso polarizador.
“El racismo y el regionalismo son temas favoritos para las estrategias partidarias”, señala Ojeda y hace un repaso histórico de cómo han evolucionado estos sentimientos desde la época de la colonia, pasando por la revolución del 52 que provocó algunos cambios en las estructuras sociales para llegar al Estado Plurinacional.
En los últimos años, menciona que hubo “dos bandos que han tratado de capitalizar las identidades sociales para ganar una elección o movilizar a gente” y señala que las redes sociales han jugado un papel fundamental al ser el espacio donde se genera desinformación, se promueve el discurso de odio y se generan cámaras de eco, entendidas como la autosegmentación que los usuarios hacen en las redes, siguiendo a quienes tienen opiniones similares, lo que amplifica las creencias propias y minimiza las disidencias.
Tuffí Aré señala que en este momento los mayores problemas del mundo tienen que ver con problemas de identidad, de grupos sociales que quieren imponer su supremacía sobre otros y afirma que Bolivia no está exenta de esa realidad. En ese sentido, señala que se han desarrollado estrategias políticas que consisten en incentivar el resentimiento, fomentando las luchas raciales y regionales y alentando el odio de tipo étnico.
¿Qué papel juegan los medios en todo esto? El periodista señala que son escenarios de esta batalla política y que algunos replican la conflictividad social y la amplifican en función del respaldo a una candidatura o partido político, en tanto otros son más críticos y actúan en el marco de los valores democráticos.
“Hemos visto medios públicos mucho más racistas que medios privados en determinados espacios de su programación”, lamenta Aré y menciona que en los últimos años los medios públicos han alentado el sesgo y la polarización boliviana, cuando precisamente debieran ser un espacio de encuentro y debate ciudadano.
En cuanto a las redes sociales, Álex Ojeda identifica que en lo discursivo hay dos posiciones extremas: la primera es negar que el racismo y el regionalismo son un problema en Bolivia y la segunda es atribuir estos sentimientos solo a un grupo, usualmente al otro. “Analizando el discurso en redes sociales, hemos encontrado que tanto ‘masistas’ como ‘pititas’ utilizan los mismos términos, hay correlaciones y palabras de odio en común”, explica Ojeda en base a un estudio realizado en las redes sociales.
¿La regulación es la respuesta?
Este tema nos lleva necesariamente a debatir si la regulación es un camino para evitar la propagación de discursos que polarizan con motivaciones racistas o regionalistas en los medios de comunicación y las redes.
Ambos entrevistados coinciden en que se deben buscar alternativas y desconfiar de iniciativas surgidas desde el poder en esta materia. Ojeda señala que algunos sectores demandan una nueva ley de medios que incluya las redes sociales, pero que, tras realizar estudios de caso en otros países, estas políticas son “una forma disimulada de callar a sus enemigos políticos, de censurar a quienes hacen un control sobre la administración pública o están generando una corriente de opinión contraria”.
Aré sostiene que ya hay normas que regulan el accionar de los medios en Bolivia, que van desde la ley de Imprenta hasta la ley de lucha contra el racismo y la discriminación. Apuesta por la autorregulación, el apego a los códigos de ética y propone que si se da un debate normativo sea desde la sociedad civil. “Cada vez que se plantea la regulación desde el poder, tenemos que desconfiar. Al poder no le interesa el buen periodismo, le interesa la propaganda y el control de los medios”, sostiene.
La presente tertulia cierra un primer ciclo de “Hablar de Bolivia con una taza de café”, un proyecto de la ANF que, entre otros componentes, dio como resultado una veintena de diálogos con cuarenta investigadores, teóricos y personalidades políticas, junto al trabajo reflexivo y propositivo de un equipo permanente, con el fin de analizar la realidad del país, sus problemas y propuestas para construir consensos y puentes que permitan el encuentro.