Medio: El Deber
Fecha de la publicación: miércoles 27 de enero de 2021
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones subnacionales
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En esa mediocridad de propuestas, vemos una candidata que ofrece todo lo que durante su gobierno municipal en suplencia no ha podido solucionar, más bien, por el contrario, se agravaron los problemas de los mercados y vendedores ambulantes, el insoportable trafico y la ausencia de autoridad municipal en la ciudad, vemos basurales, canales que no pueden cruzarse por obras inexistentes y así, el manejo de la pandemia, que debe ser prioridad, lo siguen postergando por afanes netamente electoralistas.
En el amplio abanico de postulantes, tanto para la Gobernación como para la Alcaldía, tenemos una cantidad de candidatos, que inicialmente pueden aceptarse para ver hasta dónde llegan en sus propuestas. La muestra formal de una encuesta pública sobre la percepción ciudadana de los candidatos, ubica formalmente en la realidad a quienes tienen posibilidades y aquellos que no tienen ninguna, por la tremenda diferencia de porcentajes de apoyo ciudadano que muestran.
En las candidaturas a la Gobernación destacan dos y después vienen los otros candidatos que difícilmente podrán remontar las diferencias, la distancia es considerable en la realidad y el tiempo que queda es muy corto. Escuchamos sus declaraciones al respecto, y lo único que muestran es esperanza, que falta el voto de las provincias, que no han considerado segmentos de la población y así una letanía de argumentos que hasta ellos mismos saben que no responden a la realidad como para poder revertir esas diferencias ya existentes con los dos primeros candidatos.
En la lista de candidatos a la Alcaldía Municipal de Santa Cruz de la Sierra se amplía el espectro porque hay mayor cantidad de candidatos y propuestas, y también la brecha entre los posibles y los residuales es mucho mayor. Vemos dos grupos claramente diferenciados, cuatro candidatos que destacan y no se pueden obviar sus posibilidades. En este grupo se tendrán que ver las propuestas reales y concretas y no cantos de sirenas que la población ya reconoce y rechaza.
El otro grupo es de los candidatos residuales que ninguno supera un 3% de la expectativa de voto y será más que difícil que esa situación se revierta, ya tenemos la experiencia de anteriores procesos electorales que con esos bajísimos porcentajes no han podido siquiera superar una barrera de votos razonable.
La gran pregunta es, por qué estos candidatos residuales persisten en mantenerse como tales, que hasta por un elemental principio de decencia personal, lo recomendable es bajarse de unas inviables candidaturas. No hay argumentos válidos que puedan demostrar un posible crecimiento a las alturas de ser elegidos, fuera de la esperanza, que no genera votos, o de compromisos asumidos que los obligan a bajar la cabeza de la sensatez para ver si podrán cumplir con esos compromisos que los mantienen en la lista de candidatos.
La mediocridad sigue prevaleciendo en esta contienda electoral.