En medio de un rebrote que se asoma devastador, las elecciones subnacionales han sido confirmadas. Sin embargo, no han faltado voces entre los candidatos que piden que se suspendan las campañas, se haga una pausa electoral y que se reconsidere la fecha para estos comicios.
El Tribunal Supremo Electoral ha desestimado tal posibilidad y el partido oficialista ha mostrado también su rechazo a la alternativa, sin embargo, habrá que estar expectantes a la evolución de la pandemia para saber si la fecha se confirma o no.
En medio de aquello, el panorama electoral se muestra, además, incierto y complicado. A las pugnas escandalosas del oficialismo por las designaciones e incluso las divisiones en plazas estratégicas como El Alto, se suma el errático destino de la oposición.
La primera señal ha sido la dispersión, casi la atomización en infinidad de postulaciones que nadie sabe bien en qué se diferencian unas de otras; la segunda señal han sido las peleas y fracturas entre partidos y probables aliados.
Solamente como ejemplo está lo sucedido en La Paz entre SOL.bo, Unidad Nacional y Comunidad Ciudadana. En dramáticas circunstancias, la dirigencia de SOL.bo tomó la decisión riesgosa de romper la alianza que mantenía con UN y CC, y lanzó su propio candidato, el funcionario edil Álvaro Blondel. De esa manera, SOL.bo retiró su apoyo a Waldo Albarracín. Después de esa decisión, ha habido acusaciones mutuas, y cada parte tiene argumentos más o menos sólidos.
Al margen de lo que esto puede representar para una candidatura como la de Albarracín, vale reflexionar sobre el futuro de SOL.bo, la fuerza política que lleva más de 20 años administrando la comuna paceña. Hay quienes creen que Blondel no captará una importante votación y, en ese caso, SOL.bo perdería el control de la Alcaldía e incluso podría no tener presencia en el Concejo. Por haber roto su relación con CC a principios de año y apoyar a la entonces candidata Jeanine Añez, terminó por no tener representación congresal. ¿Cuál podría ser su futuro? SOL.bo y su antecesor, el MSM, han hecho mucho por La Paz en los últimos 20 años, dándole estabilidad a la ciudad y encaminándola hacia la modernidad, pero su futuro está en riesgo.
Lo mismo puede decirse de Demócratas en Santa Cruz, que después de 15 años puede perder el control de esa capital. La candidatura de Luis Fernando Camacho a la gobernación y de Angélica Sosa a la alcaldía, además de las fichas fuertes del MAS, hacen peligrar su liderazgo presente y futuro.
Este es el escenario de unas subnacionales determinantes pero a la vez sometidas a todo tipo de incertezas.