Medio: El Potosí
Fecha de la publicación: lunes 06 de noviembre de 2017
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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EDITORIAL
Una fórmula agotada
No cabe duda alguna de que los gobiernos del denominado Socialismo del Siglo XXI se construyen sobre un mismo cimiento: la (re)elección indefinida de sus gobiernos, cuyos líderes pretenden adquirir una condición similar a la de presidentes vitalicios. En ese propósito, y sobre todo para cuidar las apariencias ante la comunidad internacional, diseñan ciertas fórmulas de apariencia democrática.
El voto es, por supuesto, la primera herramienta. Por eso es que convocan a cuantas elecciones y/o referendos se puedan con cualquier argumento. Es por eso que el gobierno de Maduro se ufana de proclamar ante el mundo que su país es el que más procesos electorales desarrolló en los últimos 15 años.
Pero cuando el voto se agota o ya no resulta funcional a la conveniencia de los gobernantes, entonces se activan otros procedimientos. La validación de cualquier determinación, por más descabellada que sea, a través de tribunales constitucionales que no ofrecen garantía alguna de independencia en sus decisiones. Véase Venezuela, Nicaragua y ahora, por segunda vez, Bolivia.
Y si la vía de las sentencias constitucionales es insuficiente, queda el último recurso: la Asamblea Constituyente, que en el caso venezolano fue convocada con una modalidad corporativa que le aseguraba el control de la mayoría absoluta al oficialismo.
En resumen, de lo que se trata es de adecuar y acomodar la Constitución Política del Estado al interés del gobernante y no, como tendría que ser, de garantizar el sometimiento de los gobernantes a su Constitución.
Como se recordará, la última reelección del presidente Evo Morales se produjo con el aval de una interpretación constitucional. Ni bien reelecto y juramentado para el actual período de funciones se convocó al referéndum del 21 de febrero de 2016, para garantizar otra repostulación más, pero como esa consulta le dijo claramente No, entonces se activaron las
siguientes alternativas.
Así pues, y si por alguna extraña razón el Tribunal Constitucional desestimara el recurso presentado por parlamentarios del Movimiento Al Socialismo (MAS), seguramente se apelarán a las varias opciones que el oficialismo debe tener sobre la mesa para garantizar, como ya tienen previsto, la permanencia del presidente Evo Morales hasta el año 2025.
Resulta, sin embargo, que la fórmula del poder indefinido, diseñada en los laboratorios cubanos y venezolanos, pareciera haberse agotado. El régimen de Venezuela, heredado por Nicolás Maduro a Hugo Chávez, ya no pudo esconder más, tras la frágil máscara democrática, su vocación autoritaria y totalitaria, y dejó en total evidencia a sus pares.
Por eso es que el actual intento del gobierno de Bolivia de pasar por alto la decisión del referéndum del 21F para habilitar, por la vía del Tribunal Constitucional, una nueva repostulación, encendió casi inmediatamente la alerta internacional. Y es que el libreto del Socialismo del Siglo XXI quedó abundantemente trillado y ya no engaña a nadie.
Si algún interés tiene el Gobierno de preservar una plena identidad y vigencia democrática, así como la estabilidad social en el futuro, tendría que repensar su actual e invariable determinación para obtener la continuidad presidencial por cualquier vía. (R)