Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 14 de diciembre de 2020
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Autonomía Indígena
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En aquel histórico hecho, representantes de las 29 comunidades se reunieron en la sede general de la Cicol (Central de Comunidades Indígenas de Lomerío), en la localidad cruceña Puquio. Grupos de tambores y flautas y hasta oraciones precedieron a la asamblea avalada por la Ley 1198 y la Constitución Política del Estado, que les faculta el autogobierno de los pueblos.
Portando un cartel, Angélica Rodríguez reclamaba sus derechos y explicó que autonomía, para ellos, significa que cada uno tiene su cultura, lengua y manera de vivir y se los respeta. En Lomerío se habla la lengua bésiro.
“Nuestros hermanos han estado luchando durante mucho tiempo, no es sólo de hoy día. Desde que hemos organizado la Cicol, hemos venido presentando nuestros derechos y nuestro deseo de unirnos como pueblos indígenas”, cuenta Pedro Peña. Tiene 60 años, es músico y llegó desde Palmira.
Lomerío demandó al Estado su autonomía indígena de base territorial en 2008, en ejercicio al derecho a la libre determinación con el respaldo jurídico de la Declaración de los Pueblos indígenas de las Naciones Unidas de 2007. Desde entonces, han seguido todos los pasos para lograr este estatuto. Son 12 años de lucha.
En la puerta de la Asamblea, personal recibía a los participantes y los registraba. Dentro del salón, se habían instalado decenas de sillas con etiquetas con los nombres de las 29 comunidades de Lomerío: Puquio, Palmira, Surusubi, Monterito, San Simón, Santo Rosario, San Lorenzo, Florida, Todos Santos, Puesto Nuevo, Las trancas, El Cerrito, Santa Anita, San Antonio, La Asunta, Cornocal, Coloradillo, Fátima, San Pablo, San Martín, Potrerito, Salinas, San Andrés, Bella Flor, Holanda, San Ignacito, Totoca, San José O. y Las Mangas.
“La autonomía es un tema muy importante para nosotros los indígenas. Queremos hacer valer ese derecho porque queremos un gobierno que sea de nosotros mismos. Por eso, queremos tener nuestro estatuto”, comentó Carlos Surubí, que viene de la comunidad de San Lorenzo.
La Constitución Política del Estado, en su artículo 398 del parágrafo 1, señala que las autonomías indígenas basadas en territorios indígenas consolidados se constituirán por la voluntad expresada de la población. Para esto, se hará una consulta, en conformidad a normas y procedimientos propios como el único requisito exigible.
“En Lomerío hemos vivido siempre nuestra autonomía. Por ejemplo, aquí en nuestro territorio no hay policía, ni abogados ni jueces. Entonces, los conflictos internos se los resuelven mediante las autoridades locales, el cacique o corregidores. En casos más graves lo resuelven en asamblea”, contó el cacique general de la Cicol, Elmar Masai.
Explicó que, si bien de alguna manera ya viven en autonomía, en algunas etapas del proceso sintieron que el Estado los coartó. Por ejemplo, al exigirles un certificado de ancestralidad, otro de viabilidad gubernativa y población.
“¿Quién va a declarar la ancestralidad, si nosotros somos los ancestrales? Imagínense esa burocracia. Se supone que cuando el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) saneó este lugar y tituló nuestro territorio, también pidieron documentos. Hay pruebas de que siempre hemos estado aquí”, reclamó la autoridad.
Aun con ese largo trámite, Lomerío vivió un día histórico y -como recalcó el cacique general- ese pueblo marcó un hito para Bolivia. “Hemos trazado un recorrido de 12 años de lucha incansable”, resaltó la autoridad indígena y aseguró que otros territorios seguirán ese camino.
Después de explicar la importancia de la independencia para Lomerío, el cacique general Elmar Masai pasó a un tema más desagradable. Los comunarios del lado sur habían sido atacados cuando venían a la asamblea.
Veinte de las 29 comunidades de Lomerío lograron llegar. Cada vez que el canciller nombraba a una comunidad, sus representantes se paraban tomados de la mano y exclamaban: “¡Aprobado!”.
“Mi agradecimiento para aquellos que, a pesar de los obstáculos, bloqueos y las palizas que han recibido, están acá. Sabemos que están sufriendo, pero también sabemos que eso va a pasar. Peor es seguir bajo esos poderes políticos que nos han sometido por años, siglos. Hoy día se va a terminar”, aseveró Masai.
El pueblo pionero en proclamar su autonomía
Lomerío es pionero en lograr la aprobación de su estatuto autonómico. Pero ese logro no fue fácil, significó un proceso de 12 años, con la participación de representantes de cada comunidad del territorio indígena.
María Choré es una de las impulsoras del estatuto. Actualmente es la presidenta del Consejo Consultivo Autonómico (CCA). El día de la aprobación de ese importante documento comentó: “De los que empezamos este proceso aún hay algunos, los han ratificado, como autoridades. Pero también veo caras nuevas y eso me alegra”. Recordó todos los pasos que tuvieron que pasar con el documento que les da su autonomía.
Después de reclamar al Estado su autonomía en 2008, en agosto de 2009, presentaron ante el Presidente de Bolivia su primer proyecto, para esto solicitaron representantes de cada comunidad. Después, ese documento tuvo que ser adecuado a los contenidos de la nueva Constitución y a los requisitos técnicos y legales que dispuso la Ley Marco de Autonomías de Descentralización Andrés Ibáñez.
“En el 2008 hemos dicho, vamos a construir nuestros estatutos autonómicos y vamos a tener por norma un procedimiento propio. Hoy lo hemos logrado, queridos hermanos”, resaltó la presidenta del CCA.
Para presentarse a la asamblea en 2020 y ser aprobado, el Estatuto Autonómico cuenta con la declaración de constitucionalidad emitida por el Tribunal Constitucional Prurinacional (TCP) en 2018. También se presentó ante la Asamblea Legislativa Plurinacional, ya que es un requisito para la constitución de su territorio indígena.
“Este trabajo se ha logrado unidos y es para tener aún más unidad como pueblos indígenas”, comentó la presidenta del CCA.
Ataques y enfrentamientos no evitaron el festejo de 20 comunidades indígenas
En el camino a la asamblea extraordinaria, comunarios de San Ignacito, Las Mangas, San Andrés y Salinas (al sur de Lomerío) fueron atacados por grupos que se oponían a la aprobación del Estatuto Autonómico de la Nación de Monkoxi. Dos comunidades dejaron constancia de su oposición ante la asamblea .
“Al venir acá, hemos sido agredidos por gente mandada por el Alcalde. Quiero pedir que se haga un procedimiento a esa autoridad y que haya justicia”, reclamó el cacique de la comunidad San Ignacito, Gabriel Cuasase. Fue herido en el rostro.
No es la primera vez que suceden ese tipo de ataques, explicó el cacique general Elmar Masai. Acusó a autoridades de algunas comunidades de organizar esos incidentes violentos con fines políticos.

“Quiero denunciar que autoridades que se oponen a este proceso (la autonomía), encabezados por el alcalde municipal y un señor que se hace pasar por comité cívico, han agredido a nuestros hermanos que vienen del sur. Están amedrentándonos, a nosotros, a los dirigentes y a los representantes que recibimos un mandato de las comunidades”, señaló Masai.
Otra comunaria herida relató su experiencia entre lágrimas. “No es posible que nos hagan esto. Yo soy madre, tengo a mi niña y nos golpearon”, lamentó. Explicó que los atacantes estaban ebrios y tenían palos.
Entre los heridos también había un menor de edad. Él estaba en el grupo porque uno de sus familiares es representante de una comunidad. “Sólo venía a escuchar para informar”, reclamaron los comunarios.
“(Los atacantes) eran profesores, exfuncionarios de la Defensoría y comunarios de San Antonio (centro de Lomerío)”, denunció Ailín Vaca Diez, monitora socioambiental y una de las heridas. Explicó que el motivo del violento bloqueo era impedir que se apruebe la norma, porque eso “resta poder a otras instancias políticas”.
Cuando llegaron a la asamblea, solicitaron garantías al cacique general, Elmar Mansai, e indicaron que los atacantes “los estaban esperando”. Después de recibirlos, la autoridad de la asamblea aseguró que cubrirán los gastos de las curaciones.
Ante la asamblea, las comunidades de San Antonio y Santa Rosa del Palmar expresaron su rechazo al estatuto.
“Por decisión unánime de todas las autoridades: rechazamos la convocatoria de fecha 4 de diciembre de 2020, por pretender aprobar el Estatuto Autonómico de la Nación Monkoxi de Lomerío, por normas y procedimientos propios, de manera ilegal, violando la Constitución Política del Estado, vulnerando nuestros derechos”, reza la misiva.
“El estatuto no es excluyente. Se ha socializado desde 2009, con todos los territorio, porque esa conquista de autonomía no lo podemos perder, no lo vamos a perder. Sí, estoy consciente que debe haber oposición, siempre hay”, dijo la presidenta del Consejo Consultivo Autonómico (CCA), María Choré.
El respeto a la naturaleza y otros valores
El territorio de la nación monkoxi de Lomerío está ubicado al noreste del departamento de Santa Cruz, en la región de la Chiquitania, entre las provincias Ñuflo de Chávez y Velasco. Abarca al municipio de San Antonio de Lomerío y parte de los municipios de Concepción y San Miguel de Velasco.

Según datos del Intituto Nacional de Estadística (INE), la Nación Monkox tiene 6.481 habitantes, de los cuales 3.421 son hombres (52,78%) y 3.060 mujeres (47,22%). Herederos de una cultura ancestral, defienden los principios de respeto a la naturaleza y defensa de su cultura y lengua, el bésiro.
“Los valores ancestrales y principios son la base, constituyen el cimiento de nuestra Casa Grande, como denominamos al territorio. Sobre ellos construimos nuestro futuro, recuperando el pasado histórico de nuestra nación y valorando nuestro presente, lo que nos permite proteger, cuidar, usar, manejar y aprovechar adecuadamente nuestros recursos renovables, áridos y agregados que tenemos”, dice el Artículo 12 del estatuto aprobado.
El Gobierno Autónomo Monkoxi de Lomerío respeta y garantiza las prácticas espirituales y rituales de la cosmovisión de la nación.
“Todo en la naturaleza tiene un amo o dueño llamado Jichi, quien interviene en la relación entre el ser humano y la naturaleza. Para la nación monkoxi existen lugares que son mágico-encantadores donde habita el dueño de cada elemento de la naturaleza. Su función es cuidar de cada especie sobre la tierra para que no sea exterminada”, reza el Artículo 11.
La nación monkoxi reconoce 23 valores y principios, entre ellos: la libertad, la autodeterminación, el Minga o Bobokixhi que es el trabajo solidario, la colaboración, la reciprocidad, la redistribución, la solidaridad, la identidad cultural, la sostenibilidad, la participación y control, y el bien común.
Con su autonomía, este pueblo busca “alcanzar el sueño de la nación monkoxi para que conviva en armonía con la naturaleza en función de su cosmovisión, protegiendo los recursos naturales como bienes sociales para el buen vivir de las comunidades del territorio”, establece el documento.