Medio: El Día
Fecha de la publicación: domingo 13 de diciembre de 2020
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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Evo Morales nunca entendió a los indígenas, jamás los respetó y sintió que podía ningunearlos, cuando invadía sus territorios para buscar petróleo o para construir una carretera que les ayude a los chapareños a exportar los derivados de su producto estrella. Los reprimió sin piedad en Chaparina y se inventó el nombre de “interculturales” para que cualquiera que él designe pueda gozar de los beneficios de ser originario, tal como pasó con él. El colmo del abuso de confianza fue iniciar una guerra sin cuartel contra la coca milenaria de Los Yungas, la única que se usa para el consumo tradicional y los ritos tradicionales de los quechuas y aymaras. Lo hizo para legalizar la coca del trópico cochabambino que se destina casi exclusivamente a producir droga.
Pero últimamente Evo Morales la está pasando muy mal con los indígenas. Hace unos días en la comunidad de Betanzos, al noreste de Potosí, los campesinos se pusieron furiosos cuando el cocalero pretendió imponerles un candidato a gobernador. La situación de puso tan grave, que el ex presidente tuvo que huir del lugar y esconderse durante tres horas en una habitación. Los asistentes no sólo cambiaron el nombre del postulante, sino que le dieron una golpiza a uno de los precandidatos. El “jefazo” volvió a imaginar que lo iban a atacar y su reacción fue la misma que la del año pasado: huir.
Lo sucedido en Betanzos no es un hecho aislado, pues algo parecido sucedió hace poco más de una semana en Trinidad, en Chuquisaca y en otros distritos, donde Morales anda tratando de imponer el “dedazo”, como acostumbraba hacerlo siempre, sin provocar ninguna resistencia. Pero ahora es distinto y hasta tiene que soportar la tremenda indirecta que le lanzó su ex canciller y actual vicepresidente, David Choquehuanca, quien vinculó corrupción con angurria de poder, dos características que encajan con lo que se dice frecuentemente del aludido.
Lo que pasa es que Choquehuanca es un indígena de verdad y conoce muy bien lo que están pensando los suyos, que pueden haber perdido definitivamente la confianza en Morales, a quien le perdonaron todo a condición de que no los abandone, justo lo que hizo el cocalero el año pasado cuando huyó a México con el cuento de que lo iban a matar. Los campesinos le han permitido volver de su exilio al ex jefe de estado pero no parecen dispuestos a permitirle retornar.
Los indígenas le perdonaron todo a Evo Morales, a condición de que no los abandone, justo lo que hizo el cocalero el año pasado cuando huyó a México con el cuento de que lo iban a matar. Los campesinos le han permitido volver de su exilio al ex jefe de estado pero no parecen dispuestos a permitirle retornar.