Larrazabal fue uno de los líderes de las protestas de 2017 contra el alcalde del MAS, Édgar Ramos, a quien se acusaba de corrupción. Fue detenido y enviado a la cárcel por ocho meses y luego se exilió del país por dos años, declarándose perseguido político del Gobierno de Evo Morales.

El dirigente del MTS, Ronald Escobar, confirmó la candidatura de Larrazabal por el partido liderado por Félix Patzi.

Larrazabal, por su parte, señaló que en la cárcel y en el exilio tuvo tiempo para pensar y darse cuenta que “tomar el poder es fundamental para los aymaras”, con el objetivo de transformar las ciudades.

Dijo que conoce las necesidades de Achacachi como el alcantarillado, la salud, educación y el requerimiento para tener un hospital de tercer nivel.

Respecto a la persecución que ha sufrido, dijo que como aymara ha perdonado al anterior gobierno del MAS, pero que ahora existe una nueva administración gubernamental.

Reconoció que Achacachi quedó postergada por años debido al conflicto con el MAS, pero anunció que su intención es acercarse al vicepresidente David Choquehuanca, a quien considera un “aymara sabio” y clave en una reconciliación.