Medio: Opinión
Fecha de la publicación: martes 05 de junio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Los idílicos de las
encuestas ponen también lo suyo al predicar que el mejor candidato de la
oposición sería un ángel alado que caiga del cielo, que sea virgen de
las vilezas políticas, que sea joven, empático, que jamás mienta y que
nunca haya tenido que ver con los males del pasado. Idealismo puro y
paralizante. La política se hace con lo que hay.
Por supuesto
que uno quisiera tener un novio millonario, honesto, inteligente y con
un físico tipo Batman, pero lo cierto es que uno se enamora con lo que
se encuentra en la vida y con el que te hace feliz. "No es perfecta, más
se acerca a lo que yo simplemente soñé”, dice Pablo Milanés.
Revisando
encuestas, a la pregunta: ¿Cuáles deberían ser las cualidades del
próximo Presidente? Me encuentro que la mayoría, en orden, coincide con
cuatro atributos: 1) Que tenga capacidad profesional para resolver los
problemas del país. 2) Que conozca las necesidades de las personas. 3)
Que sea un líder firme. 4) Que sea honrado. En definitiva, el país está
buscando un o una líder de clase media; una persona letrada (ya no más
improvisadas) y que sea honrada.
De esta manera, la oposición
haría bien en dejar de hacer y ver más encuestas y ponerse a trabajar
desde la ciudadanía y desde sus partidos en la conjunción de voluntades.
La resistencia y acumulación del 21F debe convertirse en
alternativa de poder y, por ello, todas las acciones que hagan de aquí
en adelante deberían estar coordinadas entre partidos y ciudadanos.
Este
accionar conjunto, con los líderes que hay y que están emergiendo, los
va llevar hasta finales de año a conformar una red de liderazgos en
torno al bien común, próximo a lo que la gente en realidad pide y no
sueña.
La confianza entre líderes políticos se debe restituir.
¿Qué pasó con el G6? La confianza entre partidos y ciudadanos se debe
trabajar y consolidar. Muchas de las victorias que arrinconaron al
régimen, desde el 2016, fueron gracia a esa buena relación. Los
ciudadanos deben entender que política se hace con organización, pero
también los partidos deben entender que sin ciudadanos son una ficción.