Medio: El Día
Fecha de la publicación: viernes 04 de diciembre de 2020
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Judicial
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Eso es precisamente lo que está pasando en este momento con la Justicia. El nuevo gobierno sabe que el actual sistema está podrido. La población lo señala como el principal defecto del régimen, padre de la corrupción, del abuso y de la impunidad, aspectos que deterioraron la administración de Evo Morales, cosa que ocurrirá también con Luis Arce, sin que tengan que pasar 14 años, ni mucho menos.
La justicia siempre ha estado mal y ahora está peor, por la acción de un solo factor: la politización. Los jueces, fiscales, magistrados no obedecen a las leyes, sino a los gobernantes de turno. Ellos son los que les dan las instrucciones, los mandan a hacer el trabajo sucio, los obligan a proteger a los corruptos y los mandan a perseguir a sus adversarios. Los administradores de justicia están para proteger a los cabecillas, para asegurarles inmunidad y garantizarles que sus actos estén libres de cualquier proceso en su contra, así cometan los peores delitos, incluyendo la pedofilia, por supuesto.
Desde que asumió el MAS, esos vicios adquirieron ribetes oprobiosos, pues la justicia se convirtió en la herramienta más eficaz de persecución de miles de ciudadanos que intentaron criticar los excesos del gobierno. Los operadores del principal poder del estado se dedicaron casi exclusivamente a ejecutar las órdenes que surgían de los ministerios y de los “cuartos de guerra” del régimen y como consecuencia, se incrementó la retardación, los tribunales se hicieron inaccesibles para el ciudadano común y obviamente, los costos para el litigantes se fueron a las nubes.
Mientras el Ministerio de Justicia se llena la boca hablando de profundas reformas y anuncia la puesta en marcha de cambios estructurales, en las narices de todos, los jueces están liberando a corruptos, narcotraficantes y terroristas y al mismo tiempo, continúan con la cacería de brujas y la vendetta política que planea el MAS contra los defensores de la democracia. Existe una obsesión con cambiar el relato y demostrar a rajatablas que en octubre del año pasado hubo golpe de estado y justamente será la justicia la encargada de darle su bendición a esa patraña.
Si el MAS quiere cambiar de verdad y hacer de la justicia un paradigma de la transformación del país, porque se trata de la necesidad número uno de los bolivianos, sólo tiene que garantizar la independencia de los tribunales, algo que seguramente no está dispuesto a encarar. Lo demás es puro demagogia.
Mientras el Ministerio de Justicia se llena la boca hablando de profundas reformas y anuncia la puesta en marcha de cambios estructurales, en las narices de todos, los jueces están liberando a corruptos, narcotraficantes y terroristas y al mismo tiempo, continúan con la cacería de brujas y la vendetta política que planea el MAS contra los defensores de la democracia.