Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 11 de noviembre de 2020
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Choquehuanca, con base en la filosofía de los pueblos indígenas, promovió el diálogo y el reencuentro. Pero, no solo eso, sino que en un aparente alfilerazo a Evo Morales, sin nombrarlo, dijo que el poder debe circular, algo que el expresidente nunca aceptó.
El excanciller expresó que su gobierno buscará “promover las coincidencias opositoras para buscar soluciones entre la derecha y la izquierda, entre la rebeldía de los jóvenes y la sabiduría de los abuelos”, etc. Fue el ofrecimiento de una ramita de olivo a los contendientes del MAS.
El discurso de Arce, sin embargo, fue a contraflecha del anunciado gobierno para todos los bolivianos. Según él, los 21 días de protestas de octubre y noviembre del año pasado no fueron legítimas, sino una manera de “escamotear” la “voluntad popular expresada en las urnas y que dieron un ganador”. Por eso se refirió insistentemente al gobierno transitorio como golpista o de facto.
En su discurso de 29 minutos, Arce pronunció cuatro veces la palabra “unidad”, siete veces la frase “gobierno de facto” y cinco veces la acepción “golpe”, para acusar al gobierno de Añez de haber mutilado la democracia.
Aunque se refirió a la unidad y a que gobernaría para todos los bolivianos, estas intenciones quedaron en duda por la dureza de sus palabras de reproche y culpabilización del régimen anterior. Es entendible que el Presidente haya elegido dar prioridad a un mensaje de fortaleza y búsqueda de justicia para sus adherentes, pero no fue apropiado que su mensaje de asunción al poder no tuviera espacios de reflexión sobre los errores del régimen anterior del MAS, que fueron los que ocasionaron la crisis política que se vivió.
El Presidente también dijo que las autoridades del gobierno de Jeanine Añez usaron la pandemia “para prorrogar a un gobierno ilegal e ilegítimo”. La verdad es que las elecciones se postergaron en abril a pedido del TSE, y luego fueron los dos tercios del MAS en el Legislativo los que aprobaron las nuevas fechas de los comicios, previstas primero para el 2 de agosto y luego para el 6 de septiembre. Finalmente, fue nuevamente el TSE el que estableció la fecha final, es decir el 18 de octubre. El anterior gobierno no tenía potestad para postergar las elecciones.
Otra de las imprecisiones del mandatario fue haber señalado que la triple crisis empezó el 11 de noviembre del año pasado y que la situación económica actual se deriva “de la incapacidad del gobierno saliente”. Pareciera que no se ha enterado Arce de que todos los países han tenido severas caídas económicas este año debido a la pandemia. Y, tampoco mencionó que cuando él dejó el Ministerio de Economía el país ya había ingresado a una crisis con altos niveles de déficit, caída de reservas internacionales, y que ésta se agravó con la pandemia. Tampoco es cierto que se haya puesto en duda la “estabilidad”, como él dice, cosa que cualquiera puede comprobar: ni aumentó la inflación ni se devaluó la moneda, entre otras cosas.
El país ha vivido sucesos trascendentales en un periodo de un solo año. Las protestas tras la interrupción del TREP en 2019, que terminaron con la salida del expresidente Evo Morales del poder, generaron mucha esperanza en un sector contrario al MAS, pero también dolor y angustia en los que apoyaban al expresidente. Luego vinieron las protestas de los seguidores de Morales, que terminaron con casas incendiadas y personas atacadas, y que derivaron en los trágicos eventos de Sacaba y Senkata. Hubo revanchismo del gobierno de Añez, lamentablemente, pero ahora el país necesita autoridades y líderes predispuestos a la reconciliación.