Medio: El Deber
Fecha de la publicación: martes 10 de noviembre de 2020
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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A la misma hora que ellos juraban, un avión argentino lo depositaba en La Quiaca. Su arribo, sin una palabra, ha emitido, sin embargo, un atronador mensaje al haber escogido como acompañantes, a quien fuera su ‘vice’ y al exministro de Gobierno, encargado de enfrentar y reprimir la marcha indígena por el Tipnis.
Los dos personajes más resistidos, fuera y dentro de su gobierno, son los elegidos para simbolizar y dejar completamente esclarecida la manera en que Morales piensa “alinear” al nuevo equipo gobernante del MAS, como advirtió, antes de iniciar su periplo.
Ya había establecido, para los lerdos de entendimiento, que el tal alineamiento significa que la nueva gestión del MAS no puede prescindir de su viejo y leal entorno porque, como se los recordó con claridad y aspereza, ambos son parte de ese entorno; decanos, más o menos, del núcleo más cercano, o corte, más bien, del único.
La caravana imperial, que anunció movilizar mil vehículos, en su trayecto de Villazón al corazón de Chapare, es también otra potente señal para despejar dudas sobre quién maneja y controla. El convoy pasa atronando por su camino y su rugido compite con el eco del nombramiento de ministros y anuncio de medidas.
Avanza hacia su destino, donde el dueño de los homenajes, aplausos y venias arribará como un toro arrasador, a su territorio, sin contestación posible, ni de torillos, terneros, y menos de seres de menor monta. Cometerá un serio error, el protagonista del regreso, si olvida cuán humilde era él cuando asumió el poder y cómo esa experiencia lo transformó; algo parecido puede ocurrir con quienes considera sus subordinados naturales.
Alienta su arrogancia saber que no se ven desafíos al frente, porque el interino Gobierno que ha cesado lo hizo asegurando, por boca del extitular de Energía, que “está dejando” X cantidad de gas, como si él hubiese encontrado o consolidado una sola molécula de gas; o el de Economía, que proclama como su legado “una economía estable”, mientras redondeaba el trámite de consolidación de cuestionadas propiedades.
Eso mientras, quien precipitó su huida, no sabe bien cómo ocultar sus errores, que aparecen por todos lados, comenzando con el espectáculo de su “bancada digna”, ya agujereada por una díscola que dejó de lado todo, comenzando por los principios, por una Secretaría de cuarta, o una Cuarta secretaría.
Morales Ayma, arropado por sus preferidos, los voceros más famosos por amenazar e insultar, se mueve con la comodidad de quien se siente dueño de secretos, deudas y destinos.
No le preocupa que el tono y contenido de los discursos de los dos nuevos mandatarios estuvieran alejados de sus obsesiones y estilo. Otra cosa sería si se hubiesen anulado las reformas de reglamento que atropellan a las minorías y al espíritu de la Constitución del Estado Plurinacional, que tiene inscrito en la frente como nombre y divisa el respeto por las minorías, el reconocimiento a la pluralidad y la obligación de cuidar la diversidad como un bien de máximo valor.
En su papel de macho dominante, está dispuesto a alinear y rectificar cualquier desvío o intento de gobernar sin su permiso y licencia. Está ya pues decretado, que el primer problema del flamante Gobierno no será ni las crisis sanitaria o financiera, sino el juego interno de poder del MAS, que ya ha enseñado las garras exigiendo ministerios para la dirigencia aliada.
Más importante que eso, el jefe máximo ha dejado claro que, si no se lo obedece, tendrán que enfrentarse personalmente con él. ¡Tremenda tentación!, retornar, reelegirse, con el relato de que las cosas no fueron bien, debido a los librepensantes, que se alejaron de su pensamiento y el de su traductor de siempre, el fiel ‘vice’ y sus matemáticas profecías.