Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: lunes 09 de noviembre de 2020
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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Su alocución fue emotiva, puesto que en varias oportunidades se le cortó la voz, especialmente cuando agradeció a quienes le respaldaron durante la campaña y que compartieron su sentimiento de preocupación por la crisis que afecta al país.
“Caminemos en paz, lado a lado. Vamos a salir adelante”, fue el eje central del discurso de Arce.
Al inicio de su intervención rindió honor y gloria a los ancestros, a todos los mártires de la liberación, a los caídos en Senkata, Sacaba, el Pedregal y a los héroes del pueblo que recuperaron la democracia.
muerte y discriminación
Durante los años que fui ministro de Economía y Finanzas Públicas sacrifique muchos años para dedicarme a servir a nuestra patria. Hoy le pido a mi familia cinco años más de paciencia y tolerancia, y a todos los bolivianos que nos acompañan en este día histórico para el pueblo boliviano.
A partir del 10 de noviembre de 2019, después de 21 días en que se escamoteó la voluntad popular expresada en las urnas y que dieron un ganador, Bolivia fue escenario de una guerra interna y sistemática contra el pueblo, especialmente contra los más humildes.
Las dos tareas que el gobierno de facto se impuso, pacificación del país y convocatoria inmediata a elecciones, no se cumplieron, todo lo contrario: se sembró muerte, miedo y discriminación, recrudeció el racismo y se uso la pandemia para prorrogar a un gobierno ilegal e ilegítimo.
La persecución y criminalización desatada por el régimen en contra de dirigentes del MAS-IPSP y de los movimientos sociales, en contra de mujeres y hombres humildes del pueblo, se tradujo en muertos, heridos, encarcelados, perseguidos, asilados y exiliados.
Sacaba, Senkata y el Pedregal son una prueba irrebatible de la brutalidad del régimen, pero también son símbolos de dignidad y resistencia junto a hombres como Orlando Gutiérrez, gran dirigente minero que luchó con valentía por la recuperación de la democracia y que siempre vivirá en el corazón del pueblo boliviano.
Pero como diría Marcelo Quiroga Santa Cruz, aquel líder socialista asesinado en otro golpe de Estado en 1980: No es el odio lo que impulsa nuestros actos, sino una pasión por la justicia.
Gobierno para los bolivianos
Este 8 de noviembre de 2020 iniciamos una nueva etapa en nuestra historia, y queremos hacerlo con un gobierno que sea para todos, sin discriminación de ninguna naturaleza. Nuestro gobierno buscará en todo momento reconstruir nuestra patria en unidad para vivir en paz.
En este camino la democracia es un valor fundamental de los pueblos, en la que se expresa de manera inequívoca la voluntad de la población. También es un eje ordenador de nuestra institucionalidad y de nuestra sociedad.
La democracia no solo es el voto para elegir autoridades en todos los niveles, sino también elecciones abiertas, justas; es la participación de todos sin la exclusión de nadie, y más aún de las mayorías sociales y nacionales culturales.
Es la protección de los derechos civiles y políticos como la libertad de expresión y la libertad de organización, es pluralismo político.
Todos estos requisitos para calificar un sistema democrático fueron mutilados en un año de un gobierno de facto.
Durante meses se llenaron la boca de democracia para unos, mientras se intentaba proscribir no solo al MAS, sino al pueblo en su conjunto.
Desde la recuperación de la democracia en Bolivia, en 1982, que fue producto de la lucha del pueblo boliviano, nunca como hasta ahora se ha tenido que evidenciar una democracia mutilada de sus contenidos centrales. Una inmensa mayoría plurinacional enfrentó el peligro de la proscripción, la criminalización y la persecución.
Se estigmatizó a los movimientos sociales, a campesinos, indígenas y obreros, se nos llamó salvajes, sediciosos, terroristas, se humilló a las mujeres de pollera, se quemó nuestra wiphala, que es como quemarnos a nosotros mismos, como quemar nuestras raíces.
Desde sectores minoritarios de la población, como quedó en evidencia en las elecciones de octubre pasado, se quería una democracia solo para unos pocos. En los hechos estos sectores minoritarios levantan la bandera de la democracia solo cuando les conviene; y cuando no, recurren a la desestabilización, a la violencia, a golpes de Estado para hacerse del poder.
Lamentablemente algunos grupos quieren volver a la democracia excluyente, mutiladora de nuestra plurinacionalidad, en la que no participen aquellas mayorías que con el esfuerzo de su trabajo hacen posible la Bolivia de todos los días.
BOLIVIA RECUPERA SU DEMOCRACIA
Sin embargo, a pesar de esas condiciones adveras, a pesar de que la participación del pueblo estuvo amenazada por la violencia desde el gobierno de facto y grupos paramilitares, en las elecciones del 18 de octubre obtuvimos una histórica victoria en las urnas con más del 55%. Somos mayoría.
Eso quiere decir que la población boliviana votó por la paz y la estabilidad, por la esperanza y la dignidad, por el reencuentro entre todos los bolivianos, ese voto del 55,10% no es de Luis Arce ni de David Choquehuanca, ese voto es producto de la conciencia y la organización de un pueblo que no quiere libertad para unos cuantos, sino para todos.
Es el voto de un pueblo que no quiere bienestar para unos cuantos, sino para todos, que no quiere alegría para unos cuantos, sino para todos.
Asumimos este mandato que nos da la población, el pueblo, para trabajar incansablemente y con humildad por la reconstrucción de nuestra patria, y nos comprometemos a rectificar lo que estuvo mal y a profundizar lo que estuvo bien.
En octubre de 2020 triunfó la democracia, que permite la deliberación y organización desde abajo, y triunfó la democracia que traduce esa voluntad y fuerza creativa a través del voto, pero democracia es también materialización de los derechos contenidos en nuestra Constitución Política del Estado.
De nada sirve elegir a las autoridades mediante el voto si a la vez el pueblo al que se debe la democracia está privado de los derechos fundamentales como los de acceso a la salud, a la educación, al trabajo, a los ingresos, a la vivienda.
Democracia es tener el derecho de disfrutar de la riqueza que es para todos y no para unos cuantos, y eso lo hicimos en 14 años. Eso vamos a profundizar en nuestro gobierno.
La redistribución del ingreso, los bonos, siempre irán de la mano de nuestra política económica. Vamos a trabajar entre todas y todos para recuperar los niveles de crecimiento que el gobierno de facto hizo añicos, y lo haremos reduciendo la pobreza, así como las desigualdades económicas y sociales.
Eso son los principios que guían nuestro modelo económico social comunitario productivo, el cual retomaremos.
TRIPLE CRISIS
Hoy nuestra patria enfrenta una triple crisis iniciada en noviembre de 2019 con el golpe de Estado y profundizada con la pandemia.
Una crisis política que generó un Gobierno que no salió de las urnas ni del respeto de los reglamentos de la Asamblea Legislativa Plurinacional, ni mucho menos de su apego a la Constitución Política del Estado.
Una crisis sanitaria, producto de la aparición de la pandemia del COVID-19 en Bolivia, y a la que el Gobierno de facto no pudo ofrecer ninguna respuesta integral adecuada.
Una crisis económica derivada de la incapacidad del Gobierno para generar estabilidad y crecimiento con justicia social. En un año se retrocedió en todas las conquistas del pueblo boliviano.
Hay quienes han argumentado que la situación actual es producto única y exclusivamente de la acción de ese enemigo silencioso llamado COVID-19, pero querer echarle toda la culpa a la pandemia de esta situación no es correcto.
La crisis se venía conformando en el horizonte desde el golpe de Estado, tras el cambio abrupto de la política económica, y se agudizó a raíz de los efectos de la crisis sanitaria.
La economía nacional
Hoy nuestra economía nacional está en medio de una recesión profunda. En la actualidad se tiene una caída del Producto Interno Bruto del 11,1%, según datos publicados por el INE al segundo trimestre de este año.
Nuestro país pasó de liderar el crecimiento económico de Sudamérica durante seis años, en el periodo entre 2006 y noviembre de 2019 ha presentado la caída más fuerte de la economía en los últimos casi 40 años.
Del mismo modo, el déficit fiscal programado para la gestión 2020 alcanza al 12,1% y se convierte en el más alto desde el período de la UPD. El déficit del sector público financiero a septiembre alcanza ya a 5,6%.
Por su parte, el Tesoro General presenta un déficit programado ya de 8,7%, explicado principalmente por el aumento del gasto corriente, ya que el déficit corriente del Tesoro alcanza a 8,1% en la presente gestión.
Estas cifras muestran que en tan solo un año de gestión económica del Gobierno de facto se pasó de una economía que privilegiaba la inversión pública y la redistribución del ingreso a tener la necesidad de contraer deuda pública para pagar los sueldos y los salarios del sector público.
También hubo un drástico incremento del endeudamiento público. Entre noviembre de 2019 y octubre de 2020 el Gobierno transitorio endeudó al país en más de 4.200 millones de dólares, entre deuda interna y externa.
Destaca principalmente la contracción de deuda con el Banco Central de Bolivia por 1.900 millones de dólares, aproximadamente, y 800 millones a través de subastas públicas de bonos del Tesoro General.
En el ámbito de la deuda externa, se comprometieron créditos externos por más de 1.500 millones de dólares, para cerrar el año programaron un endeudamiento de 4.400 millones de bolivianos adicionalmente en el mercado interno.
Las reservas internacionales netas disminuyeron en 881 millones de dólares, entre noviembre de 2019 y octubre de 2020, lo que representa una caída del 13% aproximadamente
A noviembre de 2019, las reservas internacionales se situaban en 6.459 millones de dólares y a octubre de este año se encuentran en solo 5.578 millones de dólares. Solo en octubre las reservas disminuyeron en 777 millones de dólares.
El Gobierno de facto deja una economía con cifras que no se veían ni en una de las peores crisis que sufrió Bolivia en el gobierno de la UPD, en la década de los 80, en el siglo pasado.
Aumentó el desempleo, la pobreza y las desigualdades. Tenemos ante nosotros el gran desafío de volver a reconstruir nuestra economía, de generar certidumbre, de generar crecimiento con la distribución del ingreso, de reducir las desigualdades económicas y sociales, pero estamos seguros que trabajando junto al pueblo lograremos una vez más superar las adversidades.
Hoy estamos aquí para enviar un mensaje de esperanza a todas las naciones que conforman Bolivia, a esas mujeres y hombres valientes que salen día a día a luchar para superar esta difícil situación. Ellos son un ejemplo para una clase política que debe pasar esta página oscura en su historia.
Mirar el presente con responsabilidad y compromiso, y al futuro con optimismo, enfocándonos en un solo objetivo: el vivir bien de todos los bolivianos.
Por eso daremos continuidad a la construcción de una economía plural y diversa que recupere, fortalezca y promueva todo el potencial que tenemos, iniciativas y capacidades de Bolivia, desde lo comunitario de los pueblos originarios y campesinos, lo estatal, privado, cooperativo y de la amplia diversidad natural y cultural.
Durante meses hemos planificado una serie de acciones para reactivar nuestra economía: se ha tomado la dinamización de la demanda interna, tenemos grandes proyectos que vamos a poner en marcha gradualmente en los próximos meses, cumpliendo así nuestro compromiso de campaña con el pueblo, porque día que pasa sin tomar acción es día que se complica la situación de Bolivia.
paz y unidad
Nuestra patria requiere, hoy más que nunca, esfuerzo y movilización sincronizada entre la sociedad civil y todos los órganos del Estado, entre el sector público y el sector privado, así como entre las diferentes agrupaciones políticas.
A pesar de las diferencias, estamos en la obligación de estar a la altura del pueblo que nos demanda unidad, paz y certidumbre; unidad y complementariedad entre oriente y occidente, entre el campo y la ciudad, todos somos Bolivia.
Debemos poner fin al miedo en Bolivia, creo en la justicia, no en fomentar un ambiente de resentimiento y de venganza que no respeta la voluntad de pensamiento, en el que ser de otro partido o color político te hace ser objeto de odio. Eso debe acabar.
Creo y apoyo el refuerzo de la institucionalidad del Estado y en generar un ambiente seguro y estable, donde los únicos que deben temer son los infractores, los criminales, los violentos y los que cometan actos de corrupción.
Nuestro Gobierno trabajará orientado en el presente y futuro, sirviendo al pueblo boliviano, a intereses colectivos y no a intereses mezquinos e individuales.
Desde esa tribuna en la que se concentra la voluntad democrática de nuestro pueblo también quiero dirigirme a la comunidad internacional, a las hermanas y hermanos de otros países que hoy nos visitan. Somos una nación soberana con un gobierno nacido en las urnas y nuestra voluntad es la de trabajar por un mundo multipolar, en el que no exista la supremacía de ninguna potencia y en la que todos los estados y seres humanos vivamos sin miedo, sin guerras, sin odios, sin saqueos de nuestros recursos naturales, sin explotación, sin racismo ni discriminación, sin amenazas y sin presiones de ninguna naturaleza.
Asumimos con fuerza, hoy más que nunca, los principios de la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, el no alineamiento y la plena igualdad jurídica y política de todos los estados sin ninguna forma de subordinación.
Apostamos por una integración emancipadora y no subordinada que considere todos los ámbitos de la vida desde la salud, la educación y hasta la económica comercial.
Reivindicamos la integración sur sud en un mundo globalizado, en el que no se impongan designios desde el norte, propugnamos la unidad política de la diversidad de América Latina y el Caribe. La Celac es la mejor vía para conquistar tan noble e histórica causa.
Volvemos a hacer nuestra resolución de la Celac de 2014, cuando declaramos a América Latina y el Caribe como un territorio de paz, levantamos la bandera de la diplomacia de los pueblos por la vida y de un mundo sin muros. Debemos poner fin a todo aquello que nos impide reconocernos como iguales, como hermanos.
En la subregión planteamos la recuperación de la Unasur como espacio de integración y mecanismo de concertación política, en la que nos encontremos todos independientemente de la orientación política de los gobiernos.
serán cumplidas las promesas
Querido pueblo de Bolivia, estoy frente a todos ustedes con mucha emoción, pero con un enorme sentido de responsabilidad que nace del amor que le tengo a la patria, a nuestras raíces y al pueblo.
Pero también de las promesas asumidas durante esta campaña política. Por eso quiero reafirmar, desde aquí, mi compromiso de honrar cada una de ellas.
Asumo la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia con mucha humildad, con mucha honra y con mucho agradecimiento por la confianza depositada en nosotros.
Gobernaremos con responsabilidad e inclusión, representándolos a todos y a todas, afrontando los cambios necesarios con el objetivo de que Bolivia vuelva a la senda de la estabilidad lo antes posible.
Hoy afrontamos el enorme reto de tener que escribir unido a las letras que definirán los próximos cinco años de nuestra historia, esperando ser recordados como el gobierno en el que el pueblo boliviano se levantó para recuperar la democracia, la dignidad, la paz, el crecimiento y la justicia social.
Trabajaremos incansablemente sirviendo al pueblo boliviano, venceremos a la pandemia, triunfaremos sobre la crisis como ya lo hicimos en años anteriores porque somos un pueblo luchador, perseverante y valiente que mira sin miedo y con optimismo, y con la fuerza de saber que somos capaces de conseguir.
En mi recorrido por toda Bolivia, junto con el hermano jilata David, he sentido el dolor, pero también la esperanza de millones de bolivianos. No olvidaré nunca las lágrimas, los abrazos, las sonrisas, las palabras de fuerza que me dieron en todo momento, y las historias personales que me compartieron en cada lugar por el que pasé.
No olvidaremos los anhelos de quienes se han visto tan afectados en este año fatídico marcado por el golpe a la democracia y por esta cruel pandemia. Sus rostros, sus voces, su cariño y esperanza estarán siempre presentes conmigo y me acompañarán en todo momento durante los próximos cinco años.
Por mandato de ustedes, queridos hermanos, asumo con mucha humildad y responsabilidad la presidencia del Estado Plurinacional. Miro el pasado, todo lo que vivimos y superamos, levanto mis ojos y veo que una Bolivia mejor es posible con la participación y el trabajo de todos los bolivianos.
Caminemos en paz, lado a lado para lograrlo, vamos a salir adelante.
¡Que viva el Estado Plurinacional de Bolivia! ¡Honor y gloria al pueblo boliviano!